Fiscales italianos centraron el miércoles su investigación del derrumbe de un puente en Génova en posibles fallas de diseño y pobre mantenimiento, al tiempo que el saldo de muertos por el desastre se elevó a 39 y políticos en el país buscaban a quién culpar.
Los temores de que la parte del Puente Morandi que sigue en pie pudiera derrumbarse también aumentaron.
Eso hizo que las autoridades ampliasen su orden de evacuación para incluir a 630 personas que viven cerca del puente carretero que fue separado en dos partes por el derrumbe de su sección central durante una intensa tormenta.
El derrumbe de un tramo de 80 metros (260 pies) del puente Morandi hizo que docenas de autos y tres camiones pesados cayeran al vacío desde una altura de 45 metros (150 pies) mientras muchas familias se echaban a la carretera para el popular Ferragosto, como se conoce en Italia al feriado del 15 de agosto.
El jefe de Protección Civil, Angelo Borrelli, confirmó el miércoles que 39 personas perdieron la vida y otras 15 resultaron heridas en la tragedia.
Entre los fallecidos había tres niños, dijo el ministro del Interior, Matteo Salvini.
Algunas de las toneladas de concreto que llovieron del puente cayeron sobre un lecho seco, mientras que otros se estrellaron peligrosamente cerca de edificios de apartamentos. Sky TG24 dijo que a los residentes se les prohibió temporalmente regresar a sus apartamentos siquiera para recoger documentos esenciales, medicinas y otras pertenencias.
Además de emplear maquinaria pesada, los rescatistas treparon sobre las losas de concreto con perros rastreadores para buscar más sobrevivientes o cadáveres en unas labores que extendieron durante la noche y continuaban el miércoles. Hasta la zona se desplazaron mil efectivos, apuntó Borrelli.
Expertos en ingeniería destacaron que la corrosión y el clima podrían haber tenido que ver en el colapso del puente de 51 años.