Barcelona conmemoró el viernes el primer aniversario de los ataques terroristas que causaron 16 muertes, aunque el tema de la campaña independentista se hizo ver en las ceremonias en la capital de Cataluña.
El rey Felipe VI, la reina Letizia, el presidente Pedro Sánchez y otros dignatarios junto con cientos de personas asistieron a las ceremonias en la ciudad del noreste de España.
La conmemoración comenzó con la colocación de flores en el famoso paseo Las Ramblas, donde una camioneta arremetió contra decenas de peatones. La camioneta mató a 14 personas y otra víctima fue asesinada a puñaladas.
Otra persona falleció por heridas de arma blanca en un ataque registrado al día siguiente en el poblado cercano de Cambrils, donde se preveía otra ceremonia más tarde.
Más de 120 personas resultaron heridas.
El grupo Estado Islámico se atribuyó los ataques. Las autoridades españolas indicaron que desmantelaron la célula, cuyos miembros terminaron muertos o arrestados.
En medio de una fuerte presencia policial, se realizó un recital de música en la Plaza Catalunya, con un cartel detrás del escenario con la leyenda “Barcelona, ciudad de paz”.
Pero la tensión política también se hizo presente después de semanas de incertidumbre acerca de si el monarca y el presidente del gobierno asistirían a las ceremonias.
Políticos catalanes independentistas habían dicho que expresarían su ira con el rey y el jefe del gobierno central por negarles el derecho de autodeterminación que reclaman, pero no cumplieron su amenaza.
Una asociación de víctimas del terrorismo exhortó a los políticos a declarar una “tregua” en homenaje a los muertos.
Sin embargo, los profundos sentimientos independentistas se hicieron sentir.
Un enorme cartel independentista pendía de un edificio frente a la Plaza Catalunya con una foto del rey cabeza abajo y la leyenda en inglés “El rey español no es bienvenido en los países catalanes”. Nadie se declaró responsable.
Más tarde, manifestantes recorrieron Las Ramblas con carteles que decían “Cataluña no tiene rey”.
Otras pancartas en la ciudad reclamaban la libertad de los funcionarios independentistas catalanes presos por encabezar la campaña de secesión.