El papa Francisco lamentó el miércoles que las autoridades eclesiásticas irlandesas no respondieron a los delitos de abusos sexuales en su primera aparición pública en el Vaticano luego de acusaciones de que él mismo encubrió las prácticas de un cardenal estadounidense.
El pontífice dedicó su audiencia general de los miércoles a su visita a Irlanda, donde el escándalo de los abusos ha dado por tierra con la credibilidad de la iglesia. El último día de su estancia se vio eclipsado por la publicación del testimonio de un exnuncio de la Santa Sede que acusó a las autoridades vaticanas, incluyendo a Francisco, de encubrir al excardenal Theodore McCarrick pese a saber durante años que mantenía relaciones sexuales con seminaristas.
El autor del documento _el exnuncio en Estados Unidos, arzobispo Carlo Maria Vigano_ dijo que Francisco debería renunciar debido a su complicidad en el escándalo de McCarrick, que ha implicado a jerarcas eclesiásticos estadounidenses y del Vaticano desde el 2000.
En su audiencia, Francisco omitió una frase de su discurso preparado que señalaba que durante su paso por Irlanda rezó para que la Virgen María interviniera para darle fuerza a la Iglesia para “perseguir firmemente la verdad y la justicia” para ayudar a las víctimas a sanar.
En Estados Unidos, obispos y laicos por igual han reclamado una investigación independiente para determinar quién y cuándo estaba al tanto de los abusos de McCarrick y cómo pudo ascender en la jerarquía a pesar de que era un secreto a voces que habitualmente invitaba a los seminaristas a su casa en una playa de Nueva Jersey y a su cama.
El mes pasado, Francisco destituyó a McCarrick y le ordenó llevar una vida de penitencia y oración después que una investigación de la iglesia estadounidense certificó la credibilidad de una denuncia de que manoseó a un monaguillo adolescente en los años 70.
El documento acusatorio de Vigano, de 11 páginas, alega que Francisco estaba al tanto de la afición de McCarrick por los seminaristas adultos desde 2013, pero le levantó las sanciones que el papa Benedicto XVI supuestamente le había impuesto en 2009 o 2010. Estas denuncias han estremecido el pontificado de Francisco.
Sin embargo, abundan las pruebas de que el Vaticano bajo Benedicto y Juan Pablo II también encubría la información, y que las sanciones dispuestas por Benedicto, si existieron, jamás fueron impuestas. Durante esos años, McCarrick realizó varios viajes por cuenta de la iglesia, incluso a Roma para reunirse con Benedicto y celebrar misa con otros prelados estadounidenses en la tumba de san Pedro.
Vigano, quien no presentó pruebas de que Francisco había levantado las presuntas sanciones, se limitó a decir que McCarrick, después de una reunion con el papa, anunció que viajaba a China.
Dijo que McCarrick se había convertido en un asesor íntimo de Francisco, quien quería designar obispos de mentalidad más pastoral en la iglesia estadounidense, la cual estaba, según él, demasiado orientada ideológicamente por gente de derecha.