Lo que antes era un espacio que formaba parte del patio de la casa de las familias Flores Villanueva y Villanueva Mérecis, ahora se convirtió en un cuarto techado de lámina donde se habilitó una capilla; ahí se mostrarán las fotografías y velarán las cruces de los seis familiares que murieron al interior de la iglesia de Santiago Apostol en Atzala tras el sismo del año pasado.

Martín, el único hijo sobreviviente de la familia Villanueva Mérecis, se encargó de la edificación de dicho inmueble; no quiso ayudantes ni a nadie que se le contratara. Él no habla de la tragedia que sucedió un día cómo hoy pero de 2017.

“De echo él todavía no puede tocar el tema, todavía le duele mucho”, destaca su esposa Agustina Ayala, quien con tristeza narra que sienten que apenas ha pasado un mes, y no un año, del sismo que derrumbó la iglesia y que al interior se encontraban sus conocidos.

Y es que aquella tarde del 19 de septiembre del 2017 cuando la tierra volvió a cimbrar, al interior del santuario donde se celebrara un bautizo de una menor de apenas unos meses de haber nacido se encontraban Carmela Mérecis Ramírez, sus hijas Feliciana y Susana Villanueva Mérecis, los nietos Samuel y Azucena Flores Villanueva, y un cuñado Florencio Flores Nolasco; todos murieron aplastados por los escombros. También se hallaban integrantes de la familia Torres de León.

“Se nos ha ido un año como un mes, sentimos que está fresco y es muy difícil, más para la familia, como nada más quedó mi suegro y mi esposo solos, porque prácticamente los integrantes que vivían en esta casa todos fallecieron”, acentúa Agustina desde la tienda familiar que sigue en operación ubicada en la Privada Josefa Ortiz de Domínguez de esa localidad cañera de la mixteca poblana.

Revivir el recuerdo

De su suegro, don Graciano Villanueva, comenta que todavía está triste y está mal, pese a las terapias que por parte de psicólogos recibió por casi medio año posterior al suceso. “Yo vi que le ayudó demasiado, pero hay días que sí está un poco animado, pero hay días que está triste”, puntualiza, al tiempo de subrayar que le preocupa su esposo de 37 años quien no quiso recibir ninguna ayuda de expertos.

A doce meses de la desgracia que conmovió a toda una comunidad, el papá, su hijo, su nuera y sus nietos, tendrán que revivir los recuerdos de sus difuntos, “para mi es difícil, pero para ellos (mi suegro y esposo) será mucho más difícil ver las fotografías nuevamente en un altar, pero lo tenemos que hacer”, subraya.

Agustina describe que a la fecha acuden a la capilla que se construyó a un lado de la iglesia de Atzala y al ver la parroquia todavía en ruinas es una experiencia desoladora porque no sólo fue una tragedia para dichas familias, sino para todo el pueblo mixteco.

Este 19 de septiembre del 2018 en la comunidad de Atzala se realizará una misa en la capilla habilitada en el atrio a un lado del desastre; ya que lo que hace un año hubiera sido una gran fiesta de bautizo, hoy a 12 meses de distancia recordarán a sus muertos con unas cruces, las cuales serán bendecidas y veneradas por nueve días en la casa de las familias Flores Villanueva y Villanueva Mérecis para posteriormente ir a dejarlas al panteón.

En el olvido

La iglesia de Santiago Apóstol en Atzala se encuentra prácticamente como quedó desde hace un año: en ruinas; los escombros, la hierva y el dolor permea en el lugar.

Para los habitantes de esa comunidad en la mixteca sería preferible que se derrumbara porque con una reconstrucción no se sentirían seguros para entrar a los actos religiosos; no obstante viven en la incertidumbre, porque ni las autoridades locales, ni especialistas del INAH les dicen qué es lo que procederá.

Por lo pronto, se les construyó una capilla en el atrio, a un lado del templo, desde donde realizan sus ceremonias religiosas y rezos mientras observan a lo alto la cúpula de la iglesia que está a punto de caer y ven su iglesia de arquitectura colonial inservible.

La reconstrucción de iglesias

En el estado un total de 477 templos fueron dañados por el sismo del 19 de septiembre del 2017, de los cuales 21 iglesias han sido reparadas con recursos propios de la Arquidiócesis de Puebla y de las comunidades.

Del total de iglesias dañadas, aproximadamente 430 han requerido trabajo de reconstrucción, de ellos, 119 fueron apuntaladas; y los trabajos de rehabilitación en templos son ejecutados y supervisados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Además, se instalaron 40 capillas abiertas para continuar con el culto religioso ante la inhabilitación de los templos; apoyo recibido por parte de la fundación Empresarios por Puebla y Fundación Slim, entre otras.