Tixtla, Guerrero.- Francisco y Joni ingresaron a la Escuela Normal de Ayotzinapa “Isidro Burgos” en julio de 2014; cuatro años después egresaron de la institución pero sin los 43 compañeros suyos porque desaparecieron y no se sabe nada de ellos.
Ambos conversaron con Síntesis sobre sus vivencias, anécdotas y enfrentamientos que tuvieron que pasar aquel 26 de septiembre del 2014, pero también de la fortuna que presenciaron por concluir sus estudios como un legado hacia sus amigos que no lo pudieron hacer.
En esta primera entrega, y desde sus comunidades en Iguala, Guerrero, “El chicharrón” como más se le conoce a Joni Sandoval Honorato, comenta que tienen los rostros de alegría por haber concluido sus estudios, pero “el corazón triste” por sus compañeros.
“Ellos debieron estar con nosotros. Todos los que egresaron sentimos que están vivos y algún día tendrán que regresar”, expuso.
A las autoridades les pide que se compadezcan en buscar a sus compañeros, los 43 de Ayotzinapa, “tienen hijos, tienen hermanos, tienen padres, y a ellos nos les gustaría que faltara algún miembro de sus familias”.
Quizá lento como el paso de la tortuga, pero exigió el regreso de los jóvenes, “siento tristeza porque en la clausura el pasado julio se sintió el peso, la ausencia de los compañeros”, comentó Joni.
Del total de 140 estudiantes que originalmente conformaban a la generación, solo 73 normalistas se graduaron, en ausencia de 23 compañeros que desertaron y de los 43 estudiantes desaparecidos.
Ya nada fue igual
A su vez, Francisco agregó que fue una etapa de cuatro años para formarse en la escuela en Tixtla, y el que no estén sus compañeros es algo que “si bien es un logro más en esta etapa de mi vida, pero por los sucesos que ocurrieron es triste”.
Lamenta el que a cuatro años de distancia de haber ingresado a la normal de Ayotzinapa, no hayan egresado el mismo número de jóvenes tal como entraron en un principio.

A raíz de los hechos ocurridos la noche del 26 de septiembre donde desaparecieron a 43 estudiantes y asesinaron a tres, Francisco subraya que el ambiente en la institución ya nunca fue igual, “fue distinta la visión que tienes al egresar”.
“Lamentablemente mis 43 compañeros no están, no sabemos dónde estén o qué les paso, pero sí vamos a continuar en la búsqueda de ellos, y de los tres que asesinaron vamos a exigir justicia”, puntualiza.
Y es que desde sus perspectiva, comentó que tras lo sucedido se pensó que a lo mejor eso era el fin de la escuela porque fue un hecho muy feo que ocurrió.
Sostuvo que el gobierno quiere desaparecer a las escuelas y jóvenes de conciencia, de quienes luchan.
Ahora que ya concluyó sus estudios en la Escuela Normal de Ayotzinapa “Isidro Burgos”, y que continúa su preparación en la universidad, el joven indica que tiene temor, de que estando fuera, le pueda ocurrir lo mismo que a los 43 normalistas desaparecidos.