Sea cual sea el resultado de la consulta que arrancó hoy para decidir el destino del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) la Base aérea de Santa Lucía tendría sus días contados, al menos como instalación militar.

Lo anterior, sugerido por Javier Jiménez Espriú, posible secretario de Comunicaciones y Transportes, quien explicó que, de quedarse la terminal en Texcoco, la base militar interferirá con la trayectoria de los vuelos.

Y si se opta por la operación simultánea del actual aeropuerto con la base, se debe reubicar al personal militar y a sus familias; la opción sería Querétaro, donde la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) busca ya nuevos terrenos.

Aunque Jiménez Espriú presentó ayer un estudio de la firma francesa Navblue que ve factible la propuesta de López Obrador del actual AICM y Santa Lucía, aclaró que para esto se requiere capacitar a controladores aéreos y evaluar aspectos económicos, de conectividad y sistemas de control de tráfico aéreo.

El estudio (realizado por Navblue), que es muy profesional, muy serio y que indica que habrá que hacer una serie de cosas, entre otras, reestructurar el espacio aéreo, modificar los sistemas de aproximación del aeropuerto actual e instalar sistemas modernos en Santa Lucía y, desde luego, capacitar a los controladores”, puntualizó.

Reconoció que el estudio sólo aborda el tema del espacio aéreo, y que para la operación simultánea de los aeropuertos aun deben evaluarse aspectos económicos.

El estudio elaborado por Navblue tuvo un costo de 150 mil dólares y fue realizado con base en información brindada por Grupo Riobóo, empresa dirigida por José María Rioboó.

Si vamos por la opción dos (el AICM y Santa Lucía) y usamos esos terrenos, hay que reubicarlos.

Si vamos por la opción uno, con el NAICM (que se construye en Texcoco), la base aérea no puede funcionar en Santa Lucía porque ahí sí hay una interferencia en las trayectorias de los vuelos por la orientación de las pistas”, reconoció Jiménez Espriú.