Siempre he creído que ver cine de otros países enriquece al espectador a través del reflejo de la forma de pensar y la cultura que es ajena a él, la forma en que lo confronta a otra realidad, lo hace cuestionarse diferentes situaciones y lo que le aporta como persona, que resulta en experiencias inigualables.

Este es el caso del cine del director japonés Hirokazu Kore-eda, el cual ganó este año su primera Palma de Oro en el Festival Internacional de Cine de Cannes con su largometraje de ficción número 13 titulado “Manbiki kazoku”, traducido al inglés como “Shoplifters” y que será titulada en México como “Una cuestión de familia”.

Como lo ha hecho en sus últimas películas de ficción, Kore-eda ahora nos relata la historia de una familia de bajos recursos de Japón que varios de sus miembros se dedican a cometer robos a tiendas de conveniencia y automóviles con el fin de llevar el sustento al grupo de 6 personas que la conforman; pero es cuando el jefe de este núcleo encuentra a una niña abandonada que llevara a develar a esta familia una verdad oculta.

De entrada, la crítica social que hace el director a esta situación que afecta a varios habitantes del país oriental resulta una bastante cruda y sin filtros, que pese a reflejar esta pobreza, retrata a su muy particular estilo visual los andares de cada personaje, aunado a su ya particular interés temático por los núcleos familiares atípicos.

Por un lado, el enfoque a la infancia que vive estas carencias y como se las arreglan para sobrevivir resulta para el espectador un reflejo indignante; mientras que del lado de los integrantes adultos, refleja el egoísmo y la avaricia por salir de su estado económico y social sin importa a que costo sea.

El director nipón logra de forma efectiva, como si fuera una cachetada con guante blanco, mover fibras emocionales que cuestionan a quién ve esta cinta, sobre aspectos como los limites morales en este tipo de situaciones, las consecuencias del secreto que guarda esta familia y del cómo todo toma siempre un rumbo hacía develar la verdad.

En comparación con sus cintas anteriores, aquí Kore-eda no busca conmover en base a una unión familiar atípica pero conmovedora, sino que ahora explora la conformación de este núcleo familiar que es liderado por dos personajes que llevan a su beneficio acciones que involucran a los demás, causando consecuencias irremediables.

Si no has visto cine de este director, “Un asunto de familia” es una gran obra que no solo te indignará y conmoverá, sino que es también una buena forma de acercarse a la filmografía de él y continuar con películas como “De tal padre, tal hijo” o “Nuestra pequeña hermana”, sus más recientes cintas previo a esta última.

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