Houston.- La primera sonda espacial estadunidense, OSIRIS-REx, destinada a recoger muestras de un asteroide y traerlas de regreso a la Tierra, llegó hoy a su objetivo luego de viajar por el espacio durante más de dos años y recorrer unos 122 millones de kilómetros.
La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) confirmó que la sonda, del tamaño de un automóvil, se acercó al asteroide en forma de diamante Bennu, alrededor de las 11:00 horas de este lunes (17:00 GMT).
«Logro desahogado: ‘¡Hemos llegado!'», dijeron los funcionarios de la NASA a través de Twitter, al confirmar la exitosa culminación del viaje de ida de la sonda.
El asteroide Bennu fue descubierto en septiembre de 1999 y tiene un diámetro de aproximadamente 492 metros. El asteroide ha sido monitoreado ampliamente con el radar planetario del Observatorio Arecibo en Puerto Rico.
La OSIRIS-REx pasará casi un año estudiando el asteroide con cinco instrumentos científicos con el objetivo de seleccionar una ubicación segura y de interés para recolectar una muestra de su materia, pero sin posarse sobre él.
La nave espacial viajará luego de regresó a la Tierra para entregar la muestra en septiembre de 2023, lanzándola cerca de la superficie del planeta.
La sonda espacial permanecerá a unos 20 kilómetros de distancia de Bennu, volando junto con la roca espacial en lugar de orbitarla.
La inserción orbital se producirá hasta el próximo 31 de diciembre, luego de que OSIRIS-REx haya realizado una serie de sobrevuelos que llevarán la sonda a sólo siete kilómetros de la superficie cubierta de rocas de Bennu.
Durante estos encuentros cercanos, OSIRIS-REx estudiará a Bennu en profundidad, lo que permitirá a los científicos e ingenieros mapear, medir y observar la superficie del asteroide.
«Todo el 2019 se estará mapeando, explorando y encontrando la marca X, el lugar de donde queremos obtener la muestra», dijo Dante Lauretta, profesor de ciencia planetaria de la Universidad de Arizona y el principal investigador de la misión.
Los científicos buscarán un área que esté libre de rocas grandes y pendientes pronunciadas, que podrían dañar o volcar la nave espacial. También buscarán un lugar con abundantes escombros en la superficie.
La nave no aterrizará en el asteroide para recoger la muestra. En cambio, la nave maniobrará muy de cerca. Un brazo robótico de tres metros con un filtro adjunto atrapará la grava y el polvo en el interior. El filtro está diseñado para recoger de uno a dos kilogramos de material. La obtención de muestras está prevista para julio de 2020.
Una vez que se recolecte la muestra, OSIRIS-REx no podrá regresar de inmediato ya que debe esperar hasta que la órbita del asteroide le permita dirigirse hacia la Tierra, lo que no ocurrirá hasta marzo de 2021. El viaje de vuelta tardará dos años y medio y se preve que arribe a la Tierra a fines de septiembre de 2023.
Unas horas antes de llegar a la atmósfera de la Tierra, la nave arrojará una cápsula que contiene la muestra y la pondrá en una trayectoria hacia el planeta.
La cápsula llegará a la atmósfera de la Tierra cayendo libremente hasta que se despliegue su paracaídas. El paracaídas principal está diseñado para desplegarse a unos tres kilómetros de la superficie para descender sobre el desierto de Utah, en un punto ubicado a unos 130 kilómetros al oeste de Salt Lake City.
Desde allí, la NASA llevará la cápsula al Centro Espacial Johnson en Houston, donde los científicos la abrirán para tomar las muestras y proceder a su análisis.