El presidente Emmanuel Macron rompió su silencio este lunes ante las protestas excepcionales que sacudieron a Francia, prometiendo un amplio alivio fiscal para los trabajadores y jubilados con problemas, y reconociendo su propia responsabilidad en alimentar la ira de la nación.

Con un tono suave, Macron abogó durante un breve discurso televisado para volver a la calma después de casi cuatro semanas de protestas que comenzaron en las provincias desatendidas para oponerse a los aumentos de los impuestos al combustible y progresaron hasta los disturbios en París.

Los manifestantes pasaron días demandando que Macron hablara públicamente sobre sus preocupaciones, pero no está claro si las respuestas que ofreció serán suficientes para calmar la insatisfacción. Algunos representantes de la protesta han dicho que se realizarán más manifestaciones el sábado, luego de las de París que se tornaron violentas durante los dos fines de semana anteriores.

Macron declaró un «estado de emergencia económico y social», ordenando al gobierno y al parlamento que tomen medidas inmediatas para cambiar las normas fiscales y otras políticas que afectan a las carteras de los franceses de clase trabajadora.

Respondió a varias de las demandas de los manifestantes, prometiendo medidas que incluían:

-un aumento del salario mínimo de 100 euros financiado por el gobierno a partir del comienzo del nuevo año

-la abolición de los impuestos sobre el pago de horas extra en 2019, pidiendo a las empresas con fines de lucro que otorguen a los trabajadores bonificaciones de fin de año libres de impuestos

-Reducir un aumento de impuestos en las pensiones pequeñas, reconociendo que era «injusto».

No mostró signos de rendirse. En cambio, defendió su independencia política y describió su dedicación a servir a Francia. No hay elecciones presidenciales o parlamentarias francesas programadas hasta 2022.