El desembarco de gigantes como Amazon y Google, la apuesta del sector financiero por la tecnología y más de 7 mil «start-ups» han consolidado definitvamente a Nueva York como centro tecnológico y como una posible alternativa al modelo de Silicon Valley.
La Gran Manzana, la tradicional capital económica y cultural de Estados Unidos, es también hoy un capital tecnológica, pero que busca diferenciarse de sus competidoras de la costa Oeste.
«Nueva York está creciendo a su propia manera», asegura a EFE Bryan Lozano, responsable de Asuntos Externos de Tech:NYC, una organización que representa al sector tecnológico en la ciudad.
Frente a un Silicon Valley metido en escándalos y al que se cuestiona por su aislamiento de la realidad estadounidense, Nueva York se promociona como la ciudad donde los cerebros tecnológicos comparten metro con el resto de la población y donde el sector ofrece soluciones a otras industrias ya asentadas.
«Todos tomamos los mismos trenes, caminamos por las mismas aceras. Tenemos una ciudad muy distinta en ese sentido y eso crea oportunidades para construir relaciones, no sólo con compañías tecnológicas, sino con otras industrias», señala Lozano.
Un ejemplo de esa situación es que, en lugar de empresas puramente tecnológicas, muchos de los puestos de trabajo que se generan en Nueva York en ese campo están en sectores como el sanitario o el financiero.
De hecho, tres bancos como BNY Mellon, JPMorgan Chase y Morgan Stanley figuran regularmente entre los principales demandantes de mano de obra tecnológica en la ciudad.
Medios de comunicación con una fuerte presencia digital como Bloomberg, BuzzFeed, Vice o el grupo Oath (HuffPost, Tumblr o Yahoo!) también son actores clave, mientras que crecen cada vez más empresas que ofrecen servicios tradicionales pero desde una vertiente nueva, como la empresa de seguros médicos Oscar o el servicio de suministro de comidas Blue Apron.
El próximo gran salto, en todo caso, llega de la mano de los gigantes de internet y su renovado interés por la Gran Manzana.
Amazon, que ya tiene más de 2mil trabajadores en la ciudad, anunció en noviembre que instalará en el barrio de Long Island City (Queens) uno de sus nuevos cuarteles generales, donde empleará a más de 25 mil personas.
Google, que cuenta con unos 7 mil empleados en su sede de Chelsea, planea adquirir un nuevo edificio de oficinas y podría duplicar su plantilla en la ciudad, Facebook dispone de unas 2 mil personas en la ciudad e IBM la ha elegido para sus divisiones de inteligencia artifical y servicios en la nube.
Junto a ellas, numerosas «start-ups» del original «Silicon Alley» o «Callejón del Silicio», el juego de palabras con el que se bautizó al primer foco tecnológico neoyorquino, están hoy totalmente asentadas y cuentan con amplias plantillas.
En total, según cifras oficiales, el sector digital y de la tecnología emplea a unas 135 mil personas en Nueva York, más del doble que en 2010, pero otros cálculos sitúan la cifra en más de 300 mil, en función de cómo se delimite lo que es o no un trabajo en ese ámbito.
En 2017, las «start-ups» neoyorquinas reunieron financiación por unos 12 mil millones de dólares, casi el doble que tres años antes, unas cifras que en EE.UU. solo supera Silicon Valley.
La población local, en todo caso, sigue viendo con recelo este «boom» y, sobre todo, el desembarco de grandes corporaciones como Amazon.
Desde que la empresa de Jeff Bezos anunció la apertura de su nueva sede, la ciudad ha sido escenario de repetidas protestas de vecinos preocupados por el encarecimiento que Amazon puede provocar en sus barrios y por las ayudas ofrecidas por las administraciones públicas para atraer a la empresa.
La industria entiende la reacción, asegura Lozano, que recalca que el crecimiento del sector va a ser beneficioso para toda la población e insiste en esa idea de que las empresas tienen un enfoque diferente en Nueva York.
«Hay un compromiso de las tecnológicas para mejorar Nueva York en su conjunto», subraya.