Elementos de la División de Investigación de la Policía Federal, en coordinación con agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos, rescataron a dos menores de edad de dicho país, privados de la libertad por presuntos miembros de una secta llamada Lev Tahor.

Por medio un comunicado la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana informó que dos menores fueron secuestrados el pasado 8 de diciembre en la localidad de Woodridge, Nueva York, y luego trasladados a México.

Refirió que de acuerdo con los trabajos de gabinete y campo, desarrollados por efectivos de las Divisiones de Investigación y Científica de la Policía Federal, el FBI y la Unidad Especializada en Investigación de Delitos en Materia de Secuestro de la Procuraduría General de la República (PGR), se supo que los menores fueron trasladados al Estado de México.

En un comunicado, la dependencia expuso que con las indagatorias se ubicó a los plagiarios y a las víctimas en un hotel ubicado sobre la carretera Tenango-Amecameca, por lo que de inmediato se implementó un operativo de rescate con el cual se logró la liberación de los dos menores.

En esta acción también se logró la detención de los presuntos secuestradores, quienes dijeron ser ciudadanos estadounidenses e integrantes de una secta conocida por realizar acciones extremistas, entre ellas, maltrato infantil, abuso sexual y forzar matrimonios entre adolescentes.

De las declaraciones de los plagiarios, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana informó que éstos tenían la intención de trasladar a los niños a Guatemala, país en el que al parecer esta secta mantiene un campamento.

Los detenidos fueron puestos a disposición de las autoridades ministeriales competentes, quienes definirán su situación legal.

En entrevista con Carlos Loret de Mola, el jefe de la División de Investigación de la Policía Federal, Antonio Vega Michaca, informó que todos los hoteles que frecuentaban los integrantes de la secta eran de tránsito y tenía una logística de cambio de identidad que no los hacía parecer sospechosos de algún delito.

Eran hoteles de tránsito, no eran reincidentes incluso cambiaban sus identidades, tenían una logística de cambio de identidad que no parecían sospechosos, su vestimenta era acorde a su religión”, detalló.