Miles de manifestantes del movimiento de los “chalecos amarillos” marcharon este sábado en la ciudad de París, Francia, por noveno fin de semana consecutivo, mientras otros salieron a las calles bajo intensas medidas de seguridad en la ciudad central de Bourges para denunciar las políticas económicas del presidente Emmanuel Macron.

Los manifestantes atravesaron el centro de París desde el Ministerio de Finanzas en el oriente hasta las zonas circundantes del Arco del Triunfo en el occidente.

Varios altercados irrumpieron entre los manifestantes y la policía cerca del monumento. Las fuerzas de seguridad utilizaron gas lacrimógeno para alejar a algunos manifestantes que lanzaban rocas y otros proyectiles contra ellos.

La policía dijo que al menos 53 personas fueron arrestadas antes y durante la protesta en la capital francesa. También arrestaron a algunos manifestantes durante los altercados cerca del Arco del Triunfo.

Vehículos blindados de la policía fueron colocados cerca del monumento para evitar que los manifestantes llegaran a la cercana avenida Campos Elíseos, que estaba cerrada a la circulación.

Mientras tanto, más de mil chalecos amarillos, según las autoridades locales, marchaban en Bourges, una capital provincial con una popular catedral gótica y pintorescas casas de madera. En las últimas semanas, grupos han convocado a tomar acción en el pueblo a través de internet por su ubicación en el centro de Francia.

Las autoridades desplegaron 80 mil elementos de las fuerzas de seguridad a nivel nacional para las protestas contra del gobierno. El ministro del Interior, Christophe Castaner, anunció que habría fuertes represalias contra los revoltosos y sus seguidores, como advertencia a la creciente radicalización entre los manifestantes más bien pacíficos.

El movimiento se debilitó durante la temporada navideña, pero parece resurgir a pesar de las promesas de Macron de aliviar miles de millones de dólares en impuestos y un próximo “debate nacional” para abordar las preocupaciones de los manifestantes, quienes quieren cambios más profundos en la economía y política de Francia, que consideran que favorece a los ricos.