Ciudad de México.- Un nuevo estudio reveló la existencia de una burbuja interestelar gigante que crece en la galaxia de Andrómeda, debido a las erupciones regulares de un sistema estelar binario dentro de la galaxia.
En el artículo, publicado en la revista «Nature», el equipo internacional de astrofísicos explica el hallazgo de una nebulosa con forma de burbuja que rodea a la nova recurrente “M31N 2008–12a” en Andrómeda, galaxia espiral más cercana a la Vía Láctea.
Las novas, de acuerdo con el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), son estrellas que aumentan su brillo aparente de manera repentina.
Sin embargo, en la actualidad se sabe que este efecto es producto de estallidos termonucleares en la superficie de enanas blancas que forman parte de sistemas binarios, donde una de las estrellas absorbe la masa de su compañera.
Cuando este proceso se repite con cierta periodicidad, se denomina nova recurrente, detalla el IAC en su página de Internet.
La nebulosa, aún en crecimiento, que rodea “M31N 2008–12a”, tiene 400 años luz de diámetro, un tamaño mayor que un remanente típico de nova y más grande que la mayoría de los restos de supernova.
Las observaciones de esta nube de gas y polvo cósmico fueron hechas con el Telescopio Espacial Hubble de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) y con el Telescopio Liverpool, ubicado en el Observatorio del Roque de los Muchachos (ORM).
La información de ambos telescopios se apoyó en datos obtenidos con el Gran Telescopio Canarias (GTC), en el ORM, y con el Hobby-Eberly Telescope, situado en el Observatorio McDonald, Texas. “Cada año, esta nova recurrente sufre una erupción termonuclear en la superficie de su enana blanca”, indicó el autor principal del trabajo, Matt Darnley.
Agregó que dichas emisiones son en particular bombas de hidrógeno, que expulsan una cantidad de material equivalente a la masa de la Luna en todas las direcciones.
“Estas eyecciones de materia actúan como una máquina quitanieves, amontonando el medio interestelar circundante para formar la cáscara que observamos: la piel externa de la burbuja, o súper remanente, como se ha denominado”, subrayó.
Estas nuevas observaciones, junto con las simulaciones hidrodinámicas realizadas en la LJMU y la Universidad de Manchester, mostraron que la cáscara nebular no se nutre de los restos de una única erupción de nova, pues es probable que lo haga de millones de erupciones originadas en el mismo sistema de dos estrellas.
El hallazgo del “súper remanente” puede ayudar a los científicos, a comprender cómo algunas enanas blancas crecen hasta obtener su masa crítica, además de saber cómo explotan como una supernova de tipo Ia una vez superan esa masa.
En la siguiente etapa del proyecto, los expertos buscarán saber la naturaleza de la estrella compañera que proporciona el material a la enana blanca.