Vapear es la acción de usar un cigarro electrónico como si fuera uno normal y es una epidemia mundial que afecta a 3.6 millones de menores de edad. Pero nadie sabe cuál es la mejor forma de ayudar a los adolescentes adictos a la nicotina.
El cigarro electrónico constituye uno de los mayores riesgos usados por adolescentes, según autoridades estadounidenses; dichos productos se propagan con mayor velocidad que los cigarros normales, alcohol, marihuana y otras sustancias.
El dispositivo calienta una solución líquida que generalmente contiene nicotina y produce vapor inhalable.
En Estados Unidos está prohibido vender estos cigarros a menores de 18 años, pero los jóvenes los consiguen con amigos o Internet.
Se han tomado algunas medidas para evitar que lleguen a menores de edad, pero no se habla de cómo tratar la adicción en chicos de hasta 11 años. Es posible que algunos dejen el cigarro sin ayuda, pero expertos dicen que a muchos les costará y tendrán síntomas de ansiedad, irritabilidad, problemas para concentrarse y pérdida del apetito.
Los médicos que tratan a pacientes jóvenes tienen varios dilemas:
Las terapias contra el cigarrillo, como parches y chicles de nicotina, no se pueden vender a menores porque no se han hecho suficientes experimentos: los resultados son pobres.
Además, los jóvenes tienden a pensar que es imposible ser adicto al cigarro electrónico por lo que empezar a vapear es fácil para ellos.
El mal sabor y la mala experiencia del cigarrillo cuando se lo prueba por primera vez pueden desalentar el hábito. Sin embargo, no sucede con el vapor del cigarrillo electrónico, que es más fácil de inhalar. Superar una adicción requiere disciplina, paciencia y disposición para seguir un tratamiento, algo que no se da fácilmente entre menores.
Desde su salida a la venta en Estados Unidos en 2007, el dispositivo y otras máquinas para vapear se propagaron en forma desmedida y son un negocio de 6 mil 600 millones de dólares. A su propagación ayuda la existencia de aparatos pequeños, fáciles de esconder, que vaporizan una cantidad suficiente de la solución utilizada incluso con sabores como vainilla, mango y pepino.
Uno de cada cinco estudiantes de secundaria dijo que vapearon en el mes de diciembre, según estadísticas del gobierno.
“Me asusta como pediatra porque siento que hay un experimento sin control alguno entre los jóvenes. No se dan cuenta del daño y nosotros no podemos mostrarles lo que les va a pasar”. Susanne Tanski, experta en prevención del tabaco de la Academia Americana de Pediatría.
Dejar de fumar es complicado; más del 55% de los fumadores adultos trataron de dejar el cigarrillo el año pasado y solo el 7% lo hizo, de acuerdo con cifras del gobierno.