El 9 de enero de 1932, Alfonso Caso Andrade descubrió la Tumba 7 de Monte Albán,
en Oaxaca. Uno de los descubrimiento más espectaculares y ricos en la historia de la
arqueología mexicana. Con ayuda de los nuevos avances tecnológicos de la época, el
telégrafo y la radio, la noticia se dio a conocer en todo el mundo y la arqueología
internacional lo calificó como un éxito.

A partir de ese momento Caso Andrade, eminente abogado, arqueólogo y
antropólogo, propuso la creación de una institución que se dedicara, de manera
exclusiva y especializada, al resguardo y conservación del patrimonio de ese calibre.

Pero ya en 1915, el ingeniero y arqueólogo Manuel Gamio, como representante
de México en el Segundo Congreso Panamericano, celebrado en Washington, propuso
que cada país de América Latina debía crear un instituto de antropología enfocado al estudio científico de los problemas de la población y las medidas prácticas para resolverlos.

El 3 de febrero de 1939, el presidente Lázaro Cárdenas hizo realidad las ideas de Caso y Gamio cuando por decreto creó el Instituto Nacional de Antropología e Historia(INAH).

El INAH se creó con personalidad jurídica y patrimonio propios, dependiente de
la Secretaría de Educación Pública (SEP). En ese momento le fueron entregados para su administración y vigilancia tres inmuebles: aquel donde ubicó su sede el Museo
Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, en la calle Moneda; el Ex Convento de
La Merced, y el Castillo de Chapultepec, que dejó de ser residencia presidencial para
transformarse en 1944 en Museo Nacional de Historia.

También le fueron otorgados los monumentos artísticos, arqueológicos e
históricos pertenecientes al antiguo Departamento de Monumentos de la SEP, así
como las colecciones, muebles y accesorios que albergaban; los monumentos y sitios
que se descubrieran en las exploraciones futuras y los que adquiera la institución por
legado, herencia, donación o cualquier otro, todos con carácter de nacionales.

Al INAH se integraron en calidad de dependencias el Museo Nacional de
Arqueología, Historia y Etnografía y las direcciones de Monumentos Prehispánicos y
Monumentos Coloniales, asumiendo las funciones que desempeñaba el Departamento
de Monumentos Históricos, Artísticos y Arqueológicos de la República. Como primer
director fue nombrado Alfonso Caso Andrade, quien estuvo al frente de la institución
hasta 1947.
Luego de ocho décadas de trabajo continuo, el INAH ha desarrollado una red de
160 museos, 191 zonas arqueológicas y, en 2018, la primera zona paleontológica del país en Rincón Colorado, Chihuahua, abiertas al público; además es depositario de bibliotecas, archivos, fototecas, osteotecas y ceramotecas. El trabajo diario para conocer y poner en valor el patrimonio cultural de México cuenta con reconocimiento internacional a través de 35 inscripciones en la Lista de Patrimonio Mundial, y nueve elementos en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, ambas de la UNESCO.