Ante un Congreso dividido, el magnate Donald Trump llamó ayer martes a Washington a rechazar “la política de la venganza, la resistencia y el revanchismo”, y advirtió a los demócratas que las “ridículas investigaciones partidistas” sobre su gobierno y sus negocios “podrían dañar” a la economía de Estados Unidos.
El exhorto de Trump para el bipartidismo durante su discurso del Estado de la Unión contrasta con la atmósfera enconada que él mismo ha ayudado a cultivar en la capital de la nación, así como con el deseo de la mayoría de los demócratas de bloquear su agenda durante los próximos dos años de su gobierno.
La oposición era evidente entre las legisladoras demócratas de la audiencia, que vistieron de blanco en honor a las sufragistas del siglo 20.
El discurso de Trump tuvo lugar en un momento crucial de su presidencia, cuando los próximos dos años de su mandato determinarán si es reelegido o no. Su discurso intentó apuntalar el apoyo republicano que se ha erosionado ligeramente por el reciente cierre de gobierno y dejó entrever una nueva defensa contra los demócratas mientras estos preparan una ronda de investigaciones sobre cada aspecto de su gobierno.
“Si va a haber paz y legislación, no puede haber guerra e investigación”, declaró. Los legisladores presentes en la cámara se mantuvieron prácticamente en silencio.
Como telón de fondo del discurso se encuentra la fecha límite del 15 de febrero para financiar al gobierno y evitar otro cierre. Los demócratas se han negado a cumplir la exigencia de Trump de fondos para el muro fronterizo y los republicanos están cada vez menos dispuestos a cerrar el gobierno para ayudarle a hacer realidad su promesa de campaña. Los republicanos tampoco apoyan el plan del presidente de declarar una emergencia nacional si el Congreso no asigna dinero para el muro.
Receloso de resaltar públicamente esas divisiones, Trump no hizo mención de alguna declaratoria de emergencia en su discurso, aunque sí ofreció una larga defensa de su petición de un muro fronterizo; no obstante no hubo ultimátums sobre lo que se necesitaría para que firmara los proyectos de presupuesto.
“Les pido defender nuestra muy peligrosa frontera sur, por amor y devoción a nuestros conciudadanos y a nuestro país”, dijo.
Trump dedicó mucho de su discurso a la política exterior, otra área en la que los republicanos se han distancia de la Casa Blanca. El mandatario anunció detalles de una segunda cumbre con el líder norcoreano Kim Jong Un, para el 27 y 28 de febrero en Vietnam.
Detrás del republicano estaba sentada la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien fue elogiada por los demócratas por la manera firme de negociar durante el cierre gubernamental.
El discurso de Trump representó un alegato de apertura para su campaña de reelección. Las encuestas indican que tiene trabajo por hacer, ya que su aprobación ha caído a 34 por ciento después del cierre.
Un punto a favor del presidente ha sido la economía, la cual ha generado empleos por 100 meses consecutivos. Dijo que Estados Unidos tiene “la economía más vibrante del mundo”.
“Lo único que puede detenerla son guerras estúpidas, la política o ridículas investigaciones partidistas”, una referencia a la investigación del fiscal especial sobre los nexos entre Rusia y la campaña de Trump de 2016, así como a las pesquisas legislativas venideras.
La diversa bancada demócrata, que incluye a un elevado número de mujeres, se mantuvo sentada en silencio gran parte del discurso, aunque se puso de pie cuando el mandatario señaló que hay “más mujeres en la fuerza laboral que nunca antes”.
El peculiar aplauso de Nancy Pelosi al discurso de Donald Trump. https://t.co/ayutxmqhHT pic.twitter.com/9QVu4q52E9
— EL MUNDO (@elmundoes) February 6, 2019
La propia Pelosi aplaudió al magnate cuando este hizo su llamado a dejar atrás el revanchismo.
El incremento se debe a crecimiento demográfico, algo que Trump no puede adjudicar a ninguna de sus políticas.