Venezuela cumple su tercer día sin energía eléctrica, provocando angustia en habitantes por los efectos que tiene sobre la atención de salud, las comunicaciones y el transporte.

Oficialmente el corte del servicio eléctrico, que comenzó el jueves a las 1700 hora local (2100 GMT), y se debió a un “sabotaje” de la hidroeléctrica Guri, la más grande del país, en momentos en que hay una fuerte presión interna e internacional contra el presidente Nicolás Maduro.

Sin embargo, expertos han atribuido las fallas a la falta de inversiones y retrasos de mantención. Si bien el suministro se reanudó el viernes en parte de la capital venezolana y varias zonas del país, se volvió a caer el mediodía del sábado.

La organización no gubernamental Médicos por la Salud denunció el sábado que la falta de suministro de energía y la carencia de plantas de respaldo han provocado la muerte de 17 personas en hospitales públicos de Caracas y otras localidades, pero no ofreció detalles.

Maduro aseguró que en los últimos seis años han sido dañadas más de 150 subestaciones en el marco de lo que llama «una guerra eléctrica» y han muerto 200 personas «carbonizadas» por manipular la infraestructura.

Además reiteró que el «ataque» fue obra de Estados Unidos -utilizando «armas» de «alta tecnología»- y de la oposición venezolana, liderada por Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por más de 50 países, a quien tildó de «payaso» y «títere autoproclamado».

El apagón ha sido el más prolongando en Venezuela en décadas. En 2013 hubo una falla que afectó a Caracas y 17 estados de los 23 del país, que duró seis horas y en 2018 hubo otra de 10 horas en ocho estados, según reportes oficiales de entonces.