No es un bulo ni producto de la mitología posmodernista, el cambio climático es tan real que todos los seres vivos que pueblan el planeta Tierra, están padeciéndolo de distinta forma e intensidad: plantas, animales y el ser humano cada uno lo va procesando, unos readaptándose y otros feneciendo.

Los científicos ubican otra masiva mortandad de especies tan cruda como en su momento fue la anterior acontecida hace 65 millones de años que llevó a los dinosaurios a la extinción debido a un asteroide con el consecuente cambio climático provocado por la colisión y los gases desprendidos en la atmósfera.

Las investigaciones hablan de cinco grandes extinciones pasadas que conforman la historia de supervivencia de los seres vivos: la del Pérmico- Triásico sufrida hace 251 millones de años -debido a la actividad volcánica-, acabó con la vida del 70% de las especies terrestres.

En la actualidad está en proceso la sexta extinción que ha puesto en riesgo al menos un millón de especies, animales y vegetales, según el más reciente informe científico de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).

El organismo avalado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) presentó en París un informe contundente acerca de una peligrosa declinación de la naturaleza sin precedentes.

Es decir, están sufriendo los animales terrestres, los marinos y los que tienen alas, le corresponde su parte al ser humano encerrado en un círculo vicioso derivado de su actual modo de producción basado en la sociedad del consumo y eso implica más producción… por ende, mayor contaminación.

Para la IPBES los cambios transformadores son necesarios para restaurar y proteger la naturaleza, en ese mismo tono se manifestó en la capital de Francia, el presidente galo Emmanuel Macron.

Arropado por varios científicos de diversas partes del mundo –participantes del informe-, Macron anunció que su país entrará en una fase de modificaciones imprescindibles para facilitar la transición de un modo de producción a otro.

Para sobrevivir en las condiciones actuales y evitar un mayor deterioro medioambiental en detrimento de la desaparición definitiva de un millón de especies es vital ir a hacia un nuevo paradigma.

«Lo que está en juego es la posibilidad misma de tener una tierra habitable así como el surgimiento de nuevas desigualdades debido a amenazas a nuestra biodiversidad que implican nuevos desequilibrios globales”, afirmó el mandatario.

Siendo uno de los grandes propulsores del Acuerdo de París, Macron anunció una serie de medidas a fin de frenar la degradación medioambiental, por ejemplo, un aumento en las áreas de protección, un freno al uso de fertilizantes e insecticidas que están alterando el ph del suelo para los cultivos; así como una serie de medidas para modificar los sistemas fiscales y presupuestarios.

“Se tomarán medidas contra el desperdicio de alimentos, lo que hará que los consumidores, propietarios de restaurantes y distribuidores sean más responsables; tenemos que rehabilitar la tierra”, defendió convencido.

A COLACIÓN

Otras acciones que serán llevadas a cabo en Francia consistirán en examinar los sistemas fiscales y presupuestarios para evitar un desperdicio de subvenciones en materia económica, industrial y agrícola.

No va a ser fácil el viraje, ya el propio Macron ha sufrido en sus carnes el clamor de la calle con los #ChalecosAmarillos, producto de la ira de la gente porque el Elíseo tenía la intención de subir los impuestos a los carburantes a partir de enero de este año. Y la calle le ha dicho que no.

La intención pasa ahora por acelerar la transformación de los modos de producción y empoderar más al consumidor para que NO compre productos plásticos y sea más ecológico. Nuevamente, no será nada sencillo, ¿cómo se le dice a la mitad de la población mundial que está sumida en la pobreza que no contamine?

Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales