La exanalista de inteligencia militar, Chelsea Manning, fue liberada luego de dos meses en una cárcel en Virginia por negarse a declarar ante un jurado federal que investiga al sitio WikiLeaks.
Manning salió el jueves del Centro de Detención de Alexandria, donde pasó 62 días acusada de desacato por negarse a responder las preguntas del jurado.
Sus abogados temen que su libertad sea efímera, ya que quedó en libertad porque finalizó la vigencia del jurado, pero antes de salir recibió una nueva orden de comparecencia para declarar ante un nuevo jurado investigador el 16 de mayo.
Sus abogados dicen que se negará nuevamente a responder y podría enfrentar un nuevo período de cárcel.
Manning cumplió siete de los 35 años en una prisión militar a los que fue condenada por filtrar un conjunto de documentos a WikiLeaks. El entonces presidente Barack Obama conmutó su sentencia.
Días atrás, los abogados de Manning argumentaron en documentos judiciales que ella no debía ser encarcelada por desacato civil, porque ha demostrado que se aferrará a sus principios y no declarará por más tiempo que pase en la cárcel.
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La ley federal sólo permite encarcelar a un testigo recalcitrante por desacato civil si existe la posibilidad de que el encierro fuerce su testimonio. Si un juez determinara que el encarcelamiento es punitivo en lugar de coercitivo, Manning no iría a la cárcel.
“A esta altura, dados los sacrificios que ha hecho, la fortaleza de sus principios, su comunidad de apoyo fuerte y creciente y la desgracia que recaería sobre ella en caso de capitular, es inconcebible que Chelsea Manning alguna vez cambie de opinión sobre su negativa a cooperar con el jurado investigador”, escribieron los defensores.
En un documento de ocho páginas presentado a la corte el lunes, Manning escribió que “la cooperación con este jurado investigador simplemente no es posible. Hacerlo significaría echar por la borda todos mis principios, realizaciones, sacrificios y borraría mi reputación de décadas: evidentemente es imposible”.
También dijo que la cárcel le imponía «sufrimientos desproporcionados» debido a los problemas físicos relacionados con la falta de tratamiento luego de su operación de cambio de sexo.