El dictador Nicolás Maduro ordenó reabrir este viernes las fronteras de Venezuela con Brasil y Aruba, luego de que en febrero ordenó el cierre de las fronteras terrestre y marítima para bloquear un intento de la oposición de entregar ayuda humanitaria internacional.
El ministro venezolano de Industria, Tareck El Aissami, precisó que las fronteras con Colombia, que es la que se cruza con mayor frecuencia, y otras dos islas caribeñas holandesas permanecen cerradas porque sus líderes no han asegurado suficientemente que la soberanía de Venezuela será respetada.
La frontera con Colombia sigue oficialmente sellada, pero miles de venezolanos siguen cruzando por caminos de tierra ilegales conocidos como trochas para huir de la crisis del país.
El gobierno socialista de la nación sudamericana ordenó el cierre de las fronteras con Aruba, Bonaire, Curazao, Brasil y Colombia hace tres meses, cuando la oposición intentaba entregar alimentos y suministros médicos. La ayuda fue proporcionada en gran parte por Estados Unidos, un aliado clave del líder de la oposición, Juan Guaidó, quien es reconocido por más de 50 naciones como el presidente legítimo de Venezuela.
Maduro desestimó la ayuda como una «violación de la soberanía» de Venezuela (Sic) y un intento crudamente disfrazado respaldado por Estados Unidos de expulsarlo del poder.
Las relaciones de Venezuela con sus vecinos se han vuelto cada vez más espinosas a medida que muchos líderes de la región han apoyado a Guaidó en su intento de asumir la presidencia, formar un gobierno de transición y expulsar del poder a Maduro.
El cierre de la frontera ha tenido un impacto especialmente fuerte en las decenas de miles de venezolanos que normalmente cruzan a Colombia cada día en busca de alimentos, medicinas o una nueva vida fuera de la nación en dificultades.
Muchos de los que cruzan ilegalmente al país a través de las trochas son presa de grupos delictivos armados que cobran por pasar y que frecuentemente les roban o agreden cuando intentan regresar al país.