Perpetuando la tradición de los grandes escaladores colombianos, Egan Bernal dejó su huella en las alturas del Tour de Francia. Pero a diferencia de sus predecesores, el título está en sus manos.
Bernal retuvo la camiseta amarilla este sábado tras la última etapa alpina y tiene ahora virtualmente asegurada la victoria en la competencia más importante del ciclismo. A menos que ocurra un raro accidente o un problema físico, Bernal se convertirá en el primer colombiano en ganar el Tour, que concluirá el domingo con la procesión por los Campos Elíseos de París.
Con 22 años, Bernal se convertirá además en el ganador más joven del Tour después de la Segunda Guerra Mundial.
“Aún necesito llegar a París, pero lo de hoy ha sido increíble. Sigo sin poder creerlo. Voy a necesitar de varios días más para entender lo que estoy viviendo”.
Muchos años antes que Egan Bernal naciera, escarabajos colombianos como Lucho Herrera y Fabio Parra hicieron vibrar a los aficionados del ciclismo por sus espectaculares fugas en los picos del Tour. Pese a su maestría y audacia en las montañas, nunca estuvieron cerca de ganar la carrera.
El compañero de Bernal en Ineos y campeón defensor, Geraint Thomas, detrás 1 minuto y 16 segundos, deberá finalizar segundo en la ronda gala, para dar al equipo el 1-2.
Vincenzo Nibali, campeón del Tour en el 2014, ganó la 20a etapa a Tignes, que fue acortada a 59 kilómetros debido a un alud en la ruta.
A diferencia de Bradley Wiggins, el cuatro veces campeón Chris Froome y Thomas, los otros tres ciclistas que ganaron el Tour para Ineos, Bernal no es un especialista en contrarreloj. Ha basado su éxito en rendimientos consistentes en las montañas de los Pirineos y los Alpes tras perder terreno en la contrarreloj la semana pasada en Pau.
“El talento es palpable, nació para escalar como un rayo”, dijo el destronado campeón Thomas. “Tiene mucho años por delanteros, grandiosos años. Un futuro muy brillante”.
Un joven astro del ciclismo, Egan Bernal se apoderó del maillot amarillo el viernes cuando la 19na etapa fue acortada dramáticamente por una granizada y un alud en la ruta hacia la estación de esquí de Tignes, en los Alpes, haciendo el camino extremamente peligroso para los ciclistas.
Con un ascenso de 33 kilómetros a la estación de esquí, la etapa fue demasiado difícil para el francés Julian Alaphilippe, que flaqueó tras arrancar el día en segundo puesto y le permitió a Steven Kruijswijk rebasarlo para asegurarse el tercero.
Bernal se había alejado de Alaphilippe, el tenaz ciclista que hizo mucho más que nadie para hacer este Tour el más emotivo en décadas y tuvo el maillot amarillo por 14 días, en un ascenso súper difícil al paso montañoso más elevado de la competencia, el Iseran, a 2.770 metros sobre el nivel del mar.
Cuando la etapa fue parada con Bernal a toda velocidad cuesta abajo, los organizadores decidieron que los tiempos en el tope de Iseran serían usados para determinar la tabla general. Eso puso a Bernal en la punta y en ruta a la victoria.
Si gana, Egan Bernal logrará algo no conseguido por los más grandes campeones del Tour -los pentacampeones Eddy Merckx, Jacques Anquetil, Bernard Hinault y Miguel Induraín– que todos eran mayores cuando lo ganaron por primera vez.
Bernal ha mostrado además más fuerza que Thomas, que dio todo su apoyo al colombiano para la penúltima etapa. Bernal y Thomas cruzaron juntos en Val Thorens, con el galés felicitando calurosamente a su sucesor con un elogio.
En ruta a Val Thorens, Bernal le estrechó la mano a Alaphilippe, que dejó su huella en la carrera con sus ataques impredecibles y sus estrategias. A lo largo de la competencia, Alaphilippe obligó a los equipos de los favoritos a redefinir sus estrategias en sus esfuerzos para superar al francés.
Ineos no estuvo tan dominante como en años previos, con su hegemonía seriamente retada por FDJ, de Thibaut Pinot, y Jumbo Visma, de Kruijswijk. Con las nuevas dinámicas, la carrera estuvo cargada de suspenso hasta que Egan Bernal impuso su autoridad definitivamente.