Elizabeth Warren sufrió continuos ataques anoche durante el debate presidencial demócrata. Sus rivales acusaron a la senadora de Massachusetts de esquivar las preguntas sobre el costo de Medicare for All y acerca de su plan estrella para crear un “impuesto a la riqueza”, en un intento de hacer descarrilar su campaña en ascenso.

Está confrontación reforzó su nuevo estatus como favorita en la carrera para derrocar al presidente Donald Trump el próximo año. Con el inicio de las primarias estatales cada vez más cerca, sus rivales tienen cada vez menos oportunidades de presentarse como firmes alternativas a su agenda progresista.

Las confrontaciones de la noche se libraron principalmente en terreno conocido para los demócratas, que llevan meses peleando sobre el futuro del sistema de salud. De un lado, el exvicepresidente Joe Biden y otros moderados presionan para adoptar un enfoque más comedido, mientras que del otro, Warren y el también senador Bernie Sanders defienden una drástica revisión del mercado de los seguros financiada por el gobierno. Sin embargo, a diferencia de Sanders, Warren se negó a decir si subirá los impuestos a la clase media para pagar el plan de atención sanitaria universal Medicare for All, una postura que cada vez le cuesta más mantener dada su posición cada vez más relevante.

Sus rivales aprovecharon la oportunidad para atacar.

“Aprecio el trabajo de Elizabeth pero, una vez más, la diferencia entre un plan y un sueño imposible es que realmente se pueda hacer algo”, señaló la senadora de Minnesota Amy Klobuchar.

Pete Buttigieg, alcalde de South Bend, Indiana, agregó: “Lo hemos escuchado esta noche. Una pregunta de ‘sí’ o ‘no’ que no recibe un ‘sí’ o ‘no’ como respuesta”.

Warren insistió en que “dejé claro cuáles son mis principios”, alegando que rebajar las primas significaría que el costo general del seguro de salud bajaría para la mayoría de los estadounidenses.

La senadora por California Kamala Harris intentó pasar a la acción con otro asunto, tratando de atacar a Warren por no respaldar su pedido para que Twitter suspenda la cuenta de Trump, a lo que Warren respondió: “Yo no solo quiero sacar a Trump de Twitter. Quiero sacarlo de la Casa Blanca”.

Con una docena de aspirantes a la candidatura demócrata sobre el escenario, el debate organizado por CNN y The New York Times fue el más grande en la historia moderna. Fue el primer cara a cara demócrata en poco más de un mes. En ese tiempo, el panorama político ha cambiado y Trump enfrenta ahora una investigación de juicio político en la Cámara de Representantes, motivada por su pedido a Ucrania para que proporcionase detalles turbios sobre Biden, otro de los favoritos en la carrera demócrata.

El debate también le sirvió a Sanders para regresar a la campaña tras sufrir un infarto a principios de este mes. El senador por Vermont no se mostró tan combativo como en citas anteriores pero presentó sus ideas con rotundidad. Fue aplaudido cuando dio las gracias a sus seguidores y rivales por sus buenos deseos y declaró: “Me siento genial”.

En el evento se abordó también la política exterior estadounidense, un asunto que ha dominado la actualidad en las últimas semanas tras el anuncio de Trump de que retirará a la mayoría de las tropas de Siria y la posterior invasión del norte del país por parte de Turquía para atacar a los combatientes kurdos.

La representante por Hawai Tulsi Gabbard, que sirvió en Irak con el ejército, cuestionó la necesidad de que Washington tome parte en conflictos de “cambio de régimen” en Oriente Medio. Esto llevó a Buttigieg, otro veterano, a responder: “Lo que estamos o estábamos haciendo en Siria es mantener nuestra palabra”.

“Hoy me resultaría difícil mirar a un civil o a un soldado afgano a los ojos luego de que lo que acaba de ocurrir allí”, apuntó Buttigieg, quien estuvo desplazado en Afganistán. “Está socavando el honor de nuestros soldados. Si se le quita el honor a nuestros soldados, es como si les quitas los chalecos antibalas”.

Biden, que fue el blanco de las críticas de sus rivales en anteriores debates, pasó casi desapercibido el martes mientras todos se centraban en Warren.

Sin embargo, pasó apuros para explicar de forma convincente por qué su recién anunciado plan ético para evitar conflictos de interés con sus familiares no se aplicó a su hijo Hunter cuando fue contratado como director de una empresa energética ucraniana en 2014.

Esa relación se ha convertido en el punto central del intento de Trump para que el gobierno de Kiev investigase a los Biden, un esfuerzo que tuvo un papel decisivo en el inicio de la pesquisa de la Cámara en su contra.