Una explosión remeció una mezquita en el este de Afganistán en momentos que decenas de personas asistían a los oficios de este viernes, provocó el derrumbe del techo y mató a 62 feligreses.

Attahullah Khogyani, vocero del gobernador de Nangarhar, dijo que otras 36 personas resultaron heridas en el ataque. No estaba claro si se trataba de un atentado suicida o de otro tipo, añadió.

Hay hombres y niños entre los muertos y heridos”, dijo el vocero.

Nadie reivindicó el ataque, pero tanto el Talibán como el Estado Islámico están activos en el este de Afganistán, sobre todo en la provincia de Nangarhar.

Sin embargo, Zabihullah Mujahid, vocero del Talibán, condenó el ataque y dijo que se trató de un crimen serio.

Zahir Adil, vocero del departamento de salud pública de Nangarhar, dijo que 23 heridos fueron trasladados a Jalalabad, la capital provincial, y el resto a la clínica distrital de Haskamena.

En la víspera, un informe de la ONU sostuvo que la guerra está provocando cifras récord de muertos, y que en julio murieron más civiles que en cualquier otro mes desde que se llevan estadísticas.

«Las cifras récord de bajas civiles muestran claramente la necesidad de que todas las partes presten mucho más atención a la protección de la población civil, lo que incluye el examen exhaustivo de las conductas en combate«, dijo Tadamichi Yamamoto, representante especial del secretario general de la ONU para Afganistán.

En la provincia de Herat, cuatro niños y dos adultos murieron ayer jueves cuando su vehículo detonó una bomba en el camino, dijo Jelani Farhad, vocero del gobernador provincial. Añadió que el ataque en el distrito de Zawal causó heridas a otros cinco civiles.