El procurador general de Israel acusó formalmente este jueves al primer ministro, Benjamin Netanyahu, de una serie de cargos de corrupción, lo que acentuó el caos en que se encuentra sumido el sistema político y puso en duda la permanencia del mandatario después de largos años en el poder.

Luego de una investigación de tres años, el procurador, Avichai Mandelblit, acusó a Netanyahu de fraude, abuso de confianza y cobro de sobornos en tres causas diferentes. Es la primera vez que un mandatario en activo israelí es acusado de un crimen.

En declaraciones a la prensa, Mandelblit se declaró “apesadumbrado” por la decisión de acusar a Netanyahu, la que se basó, dijo, en consideraciones profesionales.

También rechazó las insinuaciones de que la acusación obedecía a motivos políticos y dijo que tomó la decisión después de meses de deliberaciones.

De acuerdo con la acusación, Netanyahu recibió champagne y cigarros por valor de cientos de miles de dólares de amigos multimillonarios, ofreció un intercambio de favores al director de un diario y utilizó su influencia a favor de un empresario de telecom a cambio de una cobertura noticiosa favorable.

La acusación no lo obliga a renunciar, pero previsiblemente se multiplicarán los reclamos de que lo haga. Netanyahu ha rechazado todos los cargos y acusado a la prensa, la policía y la justicia de realizar una cacería de brujas en su contra.

El candidato opositor, Benny Gantz, dijo que el primer ministro “no tiene mandato público o moral para tomar decisiones cruciales para el estado de Israel”.

Gantz, un excomandante del ejército, dijo en un comunicado que la acusación genera el temor de que Netanyahu “tome decisiones acordes con sus propios intereses y supervivencia política y no acordes con el interés nacional”.

Netanyahu y Gantz quedaron virtualmente empatados en las elecciones de septiembre y ninguno pudo reunir una coalición mayoritaria en el Knéset (parlamento). El país parece estar encaminado a una tercera elección en menos de un año, hecho sin precedentes que se debe en parte a los problemas legales de Netanyahu.

Las acusaciones más graves están relacionadas con la llamada “Causa 4000”, en la que se acusa a Netanyahu de aprobar regulaciones que otorgaron a su amigo, Shaul Elovitch, beneficios por valor de 250 millones de dólares para su empresa telecom Bezeq.

La relación, según la acusación, se “basaba en el entendimiento mutuo de que cada uno tenía intereses significativos que la otra parte estaba en condiciones de favorecer”.

También acusa a Netanyahu de ocultar la relación al proporcionar “información parcial y engañosa” sobre sus conexiones con Elovitch.

Dos estrechos colaboradores de Netanyahu pasaron a ser testigos de la fiscalía en la causa.

Los regalos de champagne de los multimillonarios Arnon Milchan y James Packerse convirtieron en una suerte de cadena de suministros”, según la acusación, que estima el valor de los obsequios en unos 200 mil dólares.

La acusación sostiene que Netanyahu ayudó al israelí Milchan, un magnate de Hollywood, a extender su visa estadounidense. No estaba claro si Packer había obtenido algo a cambio de sus favores.