El presidente Andrés Manuel López Obrador se comprometió, con industriales e integrantes del sector privado, a que durante su administración el Producto Interno Bruto del país alcanzaría un crecimiento de 4% en promedio, dos puntos porcentuales más a lo que en promedio creció la economía mexicana en la administración de Enrique Peña Nieto.

“Ustedes saben que no hemos crecido adecuadamente en los últimos 35 años, tenemos una tasa promedio de crecimiento económico de 2% y eso ha impedido que se puedan crear empleos en el país. A eso se debe mucho el fenómeno migratorio y también problemas de pobreza, inseguridad y violencia”, afirmó el entonces virtual presidente electo durante una conferencia de prensa después de reunirse con integrantes de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin).

Sin embargo, a un año de su asunción al poder, su promesa se hace agua: el último dato del Inegi confirma un crecimiento económico nulo en los primeros 9 meses de 2019.

La cifra es fría: 0.0%.

Mientras, el Banco de México ya redujo la expectativa de crecimiento no sólo de este año sino también del siguiente: la perspectiva durante 2019 pasó de entre 0.2 y 0.7 por ciento a -0.2 y 0.2 por ciento. Y para 2020, pasó de un rango de entre 1.5 y 2.5 por ciento a un intervalo de entre 0.8 y 1.8 por cientomenor a lo proyectado por el gobierno de AMLO para el próximo año.

Sin embargo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) –que aún estima un crecimiento para México de 0.2 por ciento, inferior al 2.0 por ciento registrado en 2018-, considera que esto no representa una recesión.

La secretaria ejecutiva de ese organismo, Alicia Bárcena -a quien AMLO propuso en campaña como embajadora de México en la ONU, propuesta que fue declinada por Bárcena-, comentó que no cree “que México esté en recesión… nuestra proyección es de 0.2 por ciento, con este entorno incierto relacionado con la inversión, y que esperamos en el 2020 haya una recuperación importante del crecimiento porque habrá mayores inversiones en infraestructura y aumento en el consumo, sobre todo de los hogares más pobres”.

Además, opinó que el significativo incremento de las transferencias monetarias a los hogares más pobres va a tener un efecto.

En su más reciente libro, “Hacia una economía moral“, el presidente López Obrador ya se modera a la hora de hablar de crecimiento, pues asegura que “lo fundamental no es cuantitativo sino cualitativo: la distribución equitativa del ingreso y de la riqueza”.

Además, el mandatario sostiene que “el modelo neoliberal, implementado durante más de tres décadas en México, fue una gran estafa en perjuicio del pueblo y de la nación“.

AMLO recuerda a quien lo lee “que luego de la etapa violenta de la Revolución, desde los años 30 hasta los 70 del siglo pasado, es decir, durante 40 años, la economía de México creció a una tasa promedio anual del 5%, y durante ese mismo periodo, en dos sexenios consecutivos, de 1958 a 1970, cuando Antonio Ortiz Mena fue ministro de Hacienda, la economía del país no solo creció al 6% anual, sino que este avance se obtuvo sin inflación y sin incremento de la deuda pública”.

Justamente una inflación anual de 3.10 por ciento y una Inversión Extranjera Directa de 26 mil 55.6 millones de dólares -un incremento de 7.8 por ciento en comparación con el año pasado-, son los dos datos económicos que AMLO presume.

Lo anterior, sumado a que el salario mínimo en el país logró su mayor aumento en 36 años, justo con López Obrador, al pasar de 88.36 a 102.68 pesos diarios. Mientras en la zona fronteriza subió a 176.72 pesos diarios.

Con esto, AMLO se alza y le espeta a sus críticos: “tengan para que aprendan“.