Dos empleados de la agencia UNAIDS de la Organizaciones de Naciones Unidas (ONU), que lidera la lucha contra el SIDA, fueron despedidos por conducta sexual inapropiada e irregularidades financieras, entre ellas una cuyas denuncias de haber sido abusada sexualmente desataron meses de turbulencia en la organización.

En marzo pasado, Martina Brostrom acusó públicamente al director de UNAIDS de haberla besado a la fuerza y de tratar de sacarla a rastras de un elevador en Bangkok en 2015, además de otros incidentes. Pero antes de que se esas denuncias se hicieran públicas, la misma Brostrom y uno de sus supervisores estaban siendo investigados por inconducta sexual e irregularidades financieras, como reveló la agencia AP en abril.

Documentos obtenidos por AP revelan que la ONU tenía “evidencia” de que Brostrom y un supervisor incurrieron en “prácticas fraudulentas y en el uso indebido de fondos para viajes”. Entre otros asuntos, fueron amonestados por “abusar privilegios de la ONU al pedir tarifas reducidas en hoteles para encuentros sexuales”.

Brostrom denunció que fue despedida de UNAIDS la semana pasada como represalia.

Denuncié lo que me había pasado a mí y lo que estaba pasando en UNAIDS. A consecuencia de ello, he sufrido enormemente”, dijo Brostrom en un comunicado.

Ella es considerada la pionera de un movimiento #MeToo dentro de la ONU y su denuncia de haber sido abusada sexualmente llevó a dos investigaciones: una de Naciones Unidas que llegó a la conclusión de que no había suficientes evidencias para fundamentar sus afirmaciones, y una pesquisa independiente según la cual la gerencia de la agencia toleró una cultura de impunidad y “liderazgo defectuoso”.

En un email el sábado que no identificó a Brostrom por su nombre, la vocera de la agencia, Sophie Barton-Knott, anunció que dos empleados “fueron despedidos de UNAIDS luego que una investigación independiente demostró sin lugar a dudas que malversaron fondos y recursos de UNAIDS e incurrieron en otro tipo de faltas, incluso de índole sexual”.