Mijaíl Mishustin, hasta ahora jefe del Servicio Federal de Impuestos, se convirtió hoy en el nuevo primer ministro de Rusia tras la dimisión del anterior Gobierno ante la inminente reforma constitucional promovida por el presidente, Vladímir Putin.

«Las personas tienen que empezar a sentir los cambios a mejor a partir de ahora mismo«, dijo Mishustin en un discurso ante los diputados rusos minutos antes de la votación.

El nombramiento de Mishustin como sustituto de Dmitri Medvédev al frente del Gobierno ruso fue apoyado por 383 votos a favor, cero en contra y 41 abstenciones.

Poco después Putin promulgó el respectivo decreto.

Al intervenir en el Parlamento, Mishustin prometió trabajar en las tareas planteadas por el líder ruso en su discurso sobre el estado de la nación de este miércoles, en el que el jefe del Kremlin abogó, en particular, por mayores ayudas a familias con bajos ingresos y políticas para impulsar la tasa de la natalidad.

«Tenemos recursos financieros para el cumplimiento de esas tareas«, aseguró y agregó que la implementación de los objetivos planteados al Gobierno por el jefe del Kremlin requieren 450 mil millones de rublos al año (unos 7 mil 300 millones de dólares).

Al ser preguntado por los diputados sobre cómo piensa afrontar el estancamiento de los ritmos de crecimiento de la economía rusa, Mishustin afirmó que para revertir la situación y seguir desarrollándose, se necesitan «más inversiones» y «restaurar la confianza» entre el mundo de los negocios y el poder.

Mishustin, que dirigía la agencia tributaria rusa desde 2010, no tiene experiencia política pero sí se ha ganado fama de buen gestor.

Es también considerado un amante de las nuevas tecnologías, lo que se enmarca en los planes de Putin de digitalizar la gestión estatal.

El presidente ruso causó el miércoles un terremoto político al anunciar una reforma de la Constitución, redactada en 1993, que provocó la renuncia inmediata de Medvédev y todo su gabinete.

Según los cambios anunciados por Putin, la Duma llevaría la voz cantante en el nombramiento del jefe de Gobierno y de los ministros sin necesidad de que estos reciban el visto bueno del Kremlin. EFE