«Están literalmente a merced de cualquier cosa«. El campamento de solicitantes de asilo en Estados Unidos que aguardan en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas está en peores condiciones que otros abiertos en lugares de riesgo como Irak, según denuncia una ONG que ofrece ayuda médica en zonas de conflicto.

Helen Perry, directora de operaciones de Global Response Management (GRM), organización estadounidense sin ánimo de lucro que ha ofrecido ayuda médica en zonas de riesgo como Irak, Yemen y Bangladesh, denuncia que en este lugar malviven hacinados cerca de 3 mil personas en una de las «peores» situaciones que ha visto.

Perry, enfermera especializada en cuidados intensivos y quien fue voluntaria con la entidad no gubernamental en Mosul, Irak, en 2017, explica a la agencia Efe que las condiciones del campamento son pobres, con «escasez» en «infraestructuras básicas que normalmente existirían en un campo de refugiados».

La exenfermera del Ejército de Estados Unidos compara la situación con Irak y Siria, en donde «no se puede entrar sin antes cumplir un debido proceso de registro«. En cambio, en el campamento en Matamoros «no existe un control oficial, ni una gestión del campamento«.

El campamento acoge en su mayoría a migrantes que llevan meses varados debido a la polémica medida del gobierno de Donald Trump de los Protocolos de Protección Migratoria (MPP, en inglés), que los obliga a permanecer en México hasta que tengan respuesta sobre su petición de asilo en la Unión Americana.

«La poca colaboración de parte del gobierno hace que nuestro trabajo sea definitivamente más difícil«, lamenta Perry, quien dice que en este campamento enfrentan retos que no habían experimentado en otras zonas de riesgo.

Para ella es una situación «frustrante y desgarradora» el desconocer si los oficiales de CBP permitirán que un migrante en estado crítico sea admitido en el puerto internacional de la ciudad de Brownsville, Texas, donde usualmente deben esperar hasta cinco horas.

En la actualidad, comenta, el campamento de 3 mil migrantes cuenta con solo 60 baños portátiles, pero aun así es una gran mejora en relación a los 5 que había hace unas semanas, y como ha sido un problema mantenerlos limpios muchas personas utilizan también las «áreas aledañas y el río Bravo«.

Estas pobres condiciones higiénicas compromete la salud de los migrantes y «frecuentemente se registran casos de infecciones en la piel, los oídos y ojos«.

Un 50 por ciento de los pacientes que atienden cada mes presentan infecciones respiratorias, desde ataques de asma severos hasta neumonía o bronquitis, mientras que un 25 por ciento incluye complicaciones gastrointestinales y un 15 por ciento son pacientes de alto riesgo con paro cardíaco, sepsis y quemaduras de tercer grado, apunta.

A pesar de estas condiciones, Perry, quien cuenta además con la ayuda de dos médicos cubanos mientras esperan ser citados por un juez de inmigración, dice que muchos de migrantes mantienen la esperanza de que EU termine con el MPP y les permita cruzar, «especialmente las personas que tienen niños«. EFE