En un singular sorteo, el presidente Andrés López confirmó este viernes que después de «análisis, de reflexiones y de consultas» rifará el próximo 15 de septiembre premios por el valor del avión presidencial, un Boeing 787 valorado en unos 130 millones de dólares.
De esta manera, la rifa no es del avión en sí, sino del dinero equivalente a esta costosa aeronave. Mientras, el vehículo permanecerá resguardado por la Fuerza Aérea durante dos años, en tanto se vende definitivamente.
«Todo esto lo estamos haciendo para no rematarlo, para no tener prisa. Es decir, el avión sigue en venta. Pero al mismo tiempo, se resuelve el problema porque se pagan los premios, lo que se obtenga de la rifa es para los hospitales y el avión tiene dos años de mantenimiento hasta que se venda«, resumió López.
López explicó que se pondrán a la venta 6 millones de números a 500 pesos cada uno y habrá 100 boletos premiados, a razón de 20 millones de pesos cada uno.
Las participaciones se podrán adquirir a partir del 1 de marzo, según aclaró Ernesto Prieto Ortega, director general de la Lotería Nacional para la Asistencia Pública.
Si se vende el total de «cachitos» expedidos, el gobierno recaudará 3 mil millones de pesos, de los cuales pretende destinar 2 mil 500 millones de pesos a comprar equipos médicos para «hospitales donde se atiende a la gente pobre«.
Los 500 millones de pesos restantes se usarán para mantener el avión en un hangar de un aeropuerto público a cargo de la Fuerza Aérea, un monto que, según el presidente, alcanza para cubrir esos costes asociados durante dos años.
Si bien el propósito final es vender el avión presidencial, los 2 mil millones de pesos (unos 108 millones de dólares) en premios a los que tendrá que hacer frente el gobierno saldrán del «Instituto Para Devolver al Pueblo lo Robado«, una institución pública que se dedica a subastar los bienes decomisados en operaciones contra la delincuencia.
Asimismo, López aclaró que, por el momento, hay una empresa interesada en rentar el avión durante un año, mientras esté a cargo de la Fuerza Aérea, con lo que el ejecutivo se ahorraría más costes.
El presidente pidió la ayuda de los empresarios para dar salida a estos boletos y dijo que se reunirá con cien de ellos el próximo miércoles en Palacio Nacional para convencerlos de comprar números y que «los entreguen a sus trabajadores o los dediquen a la promoción de sus tiendas o empresas«.
La idea de deshacerse de la aeronave es una de las principales promesas de López, quien viaja en vuelos comerciales a sus giras al criticar que el Boeing 787 adquirido en 2015 representa un lujo excesivo de sus predecesores que va en contra de su política de austeridad.
«Ofrecemos disculpas a los que nos acompañan y a veces se molestan«, ironizó el presidente sobre sus viajes en vuelos comerciales. «Por lo general, yo informo donde voy para que el que no quiera viajar conmigo procure comprar para otro día«, bromeó.