El mercado de valores de Estados Unidos cayó más del 12% el lunes en su peor día en más de tres décadas, mientras diversas voces, desde Wall Street hasta la Casa Blanca, señalaban que el coronavirus probablemente está arrastrando a la economía a una recesión.
El índice S&P 500 perdió 324,89 puntos, o 12%, para quedar en 2.386,13, mientras que el Nasdaq bajó 970,28 unidades, o 12,3%, y se ubicó en 6.904,59.
El S&P 500 se ha desplomado casi un 30% desde que estableció un récord hace menos de un mes, y está en su punto más bajo desde finales de 2018. Las pérdidas fueron pronunciadas el lunes, y se aceleraron en la última media hora de operaciones después que el presidente Donald Trump dijo que la economía podría estarse dirigiendo a una recesión y pidió a los estadounidenses que eviten reuniones de más de 10 personas.
La caída se produjo a pesar de que la Reserva Federal se apresuró a anunciar una nueva ronda de medidas de emergencia antes de que los mercados abrieran el lunes. Las medidas tienen como objetivo apuntalar la economía y hacer que los mercados financieros vuelvan a funcionar sin problemas, pero también pudieron haber aumentado el nerviosismo. Los inversores también esperan que la Casa Blanca y el Congreso ofrezcan más ayuda a una economía que pierde ímpetu con cada día que pasa.
El promedio industrial Dow Jones cayó 2.997,10 puntos, o 12,9%, para quedar en 20.188,52, y al igual que el S&P 500 tuvo su peor pérdida desde el colapso del Lunes Negro de 1987.
Las pérdidas del mercado en las últimas semanas son las más pronunciadas desde que la crisis financiera de 2008 arrastró a la economía a la Gran Recesión. Trump y otros inversores profesionales dicen que el mercado de valores podría recuperarse con fuerza tan pronto como los expertos en salud tengan el virus bajo control. El problema es que nadie sabe cuándo podría ser, y mientras tanto, grandes sectores de la economía se están acercando a un punto muerto, desde aviones estacionados hasta el restaurante casi vacío a la vuelta de la esquina.
La venta de acciones del lunes comenzó inmediatamente en Wall Street, con suficiente fuerza como para activar una suspensión temporal automática por tercera vez en las últimas dos semanas. Las pérdidas fueron aún más pronunciadas en Europa antes de recuperarse un poco, y los principales índices cayeron entre 4% y 6%. El petróleo bajó un 9,5% y ha perdido más de la mitad de su valor este año. El lugar menos problemático del mundo quizá fue Japón, donde el banco central anunció más estímulos para la economía, y aun así las acciones perdieron 2,5%.
«Es imposible decir cuándo y cómo vamos a tocar fondo», dijo Danielle DiMartino Booth, directora general de Quill Intelligence.
La propagación del coronavirus está causando que las empresas de todo el mundo cierren sus puertas. Si bien eso puede retrasar la propagación del virus, también está afectando los bolsillos de las empresas y los trabajadores. Eso hace que los economistas reduzcan sus expectativas para los próximos meses, y Wells Fargo Securities dijo el lunes que ahora proyecta que la economía estadounidense caerá en una recesión en el trimestre de abril a junio. Joel Prakken, economista en jefe de IHS Markit para Estados Unidos, proyecta que la economía se hundirá a una tasa anualizada de 5,4% durante el trimestre, que sería su peor desempeño desde la Gran Recesión.
El pronóstico más optimista de muchos inversores es que el shock económico será fuerte pero corto, y que el crecimiento se recuperará más adelante este año después de que las empresas reabran. Sin embargo, los pesimistas se están preparando para una afectación más larga. El rango de posibles resultados hace que Wall Street oscile violentamente.
Los estrategas de Goldman Sachs dicen que el S&P 500 podría caer a 2.000 puntos a mediados de año, lo que sería una caída del 41% respecto a su récord establecido hace apenas un mes. Goldman espera que el índice vuelva a subir a 3.200 hacia fin de año.
La Reserva Federal ha estado tratando de hacer todo lo posible para ayudar a la economía, y durante el fin de semana redujo las tasas de interés a corto plazo a su mínimo histórico de casi cero.
También dijo que comprará al menos 500.000 millones en valores del Tesoro y 200.000 millones en valores respaldados por hipotecas para ayudar a calmar el mercado de bonos.
«A pesar de sacar las armas grandes», las acciones de la Fed no parecen «estar a la altura de ser el respaldo decisivo para los mercados», dijo Vishnu Varathan, de Mizuho Bank en un reporte. “Los mercados quizá percibieron la respuesta de la Fed como pánico, y alimentó sus propios temores”.