Si los Gobiernos de América Latina no permiten el regreso de sus ciudadanos «les colocan en situaciones de extrema vulnerabilidad» frente al coronavirus, por lo que deben «abrir las fronteras» a quienes están «varados en el extranjero». Así de tajante se mostró la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, frente a una problemática que afecta a decenas de miles de personas.

Todas las personas necesitan ayuda, «no que las conviertan en víctimas del odio y el rechazo, y todos los países, tanto los de origen como los de destino, tienen la obligación de respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de los migrantes», subrayó sobre el otro drama que se vive por el COVID-19, enfermedad que ha dejado en Latinoamérica al menos 88.283 casos y 4.108 muertos.

CHILE Y BOLIVIA, TENSIÓN EN LA FRONTERA
Una preocupación que toca de cerca a la exmandataria chilena, al ver la situación en el norte de su país, donde unos 1.300 bolivianos quedaron varados en la frontera, «sobreviviendo» en lugares como Colcane al frío andino a casi 4.000 metros de altura.

«Son de los peores días que hemos pasado, con frío, y hay gente que nos está ayudando, boliviana, chilena y peruana también… Estamos tratando de sobrevivir con lo poco que tenemos», dijo a Efe Jorge Gutiérrez, uno de los cientos de bolivianos que decidió acampar delante del consulado boliviano en Iquique, ciudad en la que se estableció un albergue para más de 800 personas, donde deben estar en cuarentena 14 días.

El jueves, los dos países acordaron que a quienes hacen cuarentena en Chile les serán reconocidos esos días y los que lleven siete días viajarán este fin de semana a su país, donde estarán una semana más en la ciudad de Pisiga, en donde este viernes 439 personas terminaron el aislamiento.

MÁS DE 10.000 ARGENTINOS ESPERAN
Otro de los focos de interés regional es Argentina, donde el Gobierno facilitará la llegada de otros 2.915 compatriotas, que se suman a los más de 70.000 que ya volvieron en las últimas semanas y a entre 10.000 y 15.000 más que aún piden volver.

Según la Cancillería, hasta el 26 de abril se permitirá el arribo de vuelos desde Australia, EE.UU., Perú, Brasil, Ecuador, México, República Dominicana, Cuba, Guatemala, Honduras, Costa Rica y Panamá, pero solo pocos serán costeados por las autoridades, que dicen haber destinado ya más de 1,16 millones de dólares en vuelos chárter.

Aunque este sábado partió desde Miami un vuelo especial de Aerolíneas Argentinas con 243 pasajeros considerados «vulnerables especiales», el jueves algunos del más de un millar de argentinos varados en esa ciudad dijeron a Efe que se sienten «abandonados» y que «la actitud del Gobierno argentino es nefasta».

«CAUTIVO» EN UN CRUCERO
«Mi nombre es Dante Leguizamón. Tengo 45 años y soy un periodista en cautiverio en un barco holandés», afirmó en una carta abierta en Facebook uno de los 11 argentinos que, junto a una uruguaya esposa de uno de ellos y a la tripulación del crucero Rotterdam, lleva 42 días en una travesía marcada por el COVID-19.

El 7 de marzo el crucero Zaandam partió desde Buenos Aires con 1.243 pasajeros y 586 tripulantes para ir a las islas Malvinas y al sur de Chile, recorrido interrumpido después de que más de 130 personas presentaron síntomas de una enfermedad respiratoria, incluyendo cuatro pasajeros que fallecieron durante el viaje, por lo que el Zaandam no pudo atracar en ningún puerto de Suramérica tras su última parada en Punta Arenas (Chile) el 14 de marzo.

Entonces comenzó la odisea: tras seguir navegando a lo largo del continente, la naviera Holland America envió al Rotterdam para que recogiera en Panamá a unos 400 pasajeros asintomáticos y se continuó el viaje en los dos barcos a Florida donde, tras polémicas con autoridades locales, pudieron atracar y desembarcar a todos los pasajeros con excepción del grupo de argentinos.

Pero desde el 9 de abril, cuando el Rotterdam zarpó de Fort Lauderdale (Florida), «damos vueltas por el mar en lugares cercanos a Bahamas sin rumbo cierto -y repito- sin información precisa del capitán sobre nuestro destino», escribió Leguizamón, cuya familia incluso planteó esta semana un recurso de amparo («habeas corpus») ante la Justicia argentina para obligar a Holland a llevarlo a casa.

UNOS LO LOGRAN, OTROS NO
Un grupo de 50 nicaragüenses varados en las Islas Caimán, que tenían previsto regresar este sábado a su país en dos vuelos, no lo podrán hacer ya que «el Gobierno de las Islas Caimán informó a Cayman Airways que el Gobierno nicaragüense cerró sus fronteras indefinidamente a partir de hoy”.

Al contrario, un vuelo especial de la compañía Spirit lleva este sábado de regreso a su país a 150 turistas hondureños. Otros 1.300 retornaron entre el 28 y el 30 de marzo, según el cónsul hondureño en Miami, Ricardo Estrada y, según versiones de la prensa hondureña, unas 3.000 personas que viven en Gran Caimán, desean regresar a su país, debido a que se quedaron sin empleo.

En Ecuador, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) reanudó las operaciones de retorno de compatriotas en el exterior, tras dificultades que motivaron una suspensión temporal el 30 de marzo. La Cancillería precisó que más de 1.700 ecuatorianos han retornado al país en 17 vuelos, incluyendo dos nadadores y su entrenador que lograron volver este sábado tras permanecer 45 días varados en Bolivia, y que otros 5.000 piden su retorno.

Desde el inicio de la pandemia, Costa Rica ha repatriado a 1.254 personas que estaban varadas en 67 países, incluyendo 112 que viajaron el viernes desde Houston (EE.UU.). Actualmente hay 430 costarricenses más que han solicitado asistencia.

Según la Cancillería de Guatemala, hay alrededor de 200 personas varadas en varias partes del mundo, que esperan lograr volver como ya lo hicieron más de 1.400 compatriotas, incluidos 84 que llegaron el viernes desde Perú en un vuelo organizado por el Gobierno.

DECENAS DE MILES MÁS SIGUEN ESPERANDO
Desde el 17 de marzo, en Perú se ha logrado la repatriación de 12.042 ciudadanos que quedaron varados después del cierre de fronteras, mientras que otros 13.000 han solicitado su repatriación, en su mayoría desde Estados Unidos, España y México, según datos de la Cancillería.

En Brasil, aunque según los más recientes datos de la Cancillería unas 12.500 personas han sido repatriadas, principalmente de Europa y de naciones vecinas en Suramérica, se calcula que todavía hay por lo menos 4.500 ciudadanos que no han podido regresar.

Unos 40.000 chilenos han sido repatriados desde marzo, pero otros 2.500 no han podido retornar, según la Cancillería, que añadió que «cada día se suma gente que no estaba considerada inicialmente». Una situación compleja porque los consulados y embajadas no están proporcionando alojamiento ni comida a los afectados, y tampoco hay «recursos fiscales» para llevarlos.

El Gobierno mexicano también informo que, hasta hace una semana, al menos 2.842 compatriotas permanecían varados en distintos países, mientras que otros 8.880 han regresado. Debido al cierre de fronteras y la cancelación de vuelos, las embajadas y consulados activaron una plataforma digital para la atención a turistas mexicanos en el exterior.

República Dominicana ha recibido cientos de llamadas de turistas desesperados desde Puerto Rico, por lo que están «atendiendo la situación» a la espera de coordinar con una aerolínea comercial. Tras repatriar a 3.119 ciudadanos, hay otros 1.336 reportados como varados en diferentes países, el 65 % en Miami y Nueva York.

Un total de 1.167 paraguayos están en «situaciones especiales», la mayoría de ellos varados en Brasil, Argentina, EE.UU., Chile, España o Bolivia, pero también hay gente que se quedó sin trabajo y otros que simplemente quieren volver. El más reciente operativo humanitario de repatriación fue la semana pasada, cuando 56 paraguayos que estaban en Perú y Bolivia fueron llevados desde Lima.

A través de la operación #TodosEnCasa, Uruguay había repatriado hasta este viernes a 2.715 personas, mientras que 468 siguen varadas en distintas partes del mundo.