El Tribunal Supremo de Estados Unidos determinó este lunes que los transexuales, como cualquier otro ciudadano, tienen derecho a no ser discriminados en su entorno laboral, en lo que supone su fallo más importante a favor de la comunidad LGTBIQ desde la legalización del matrimonio igualitario en 2015.
Esta victoria, además, es significativa porque la mayoría de los jueces del alto tribunal fueron nombrados por presidentes republicanos y suelen ser más conservadores socialmente.
En este caso, seis de los nueve magistrados se posicionaron a favor de la comunidad LGTBIQ y el juez Neil Gorsuch, nombrado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en 2017, fue quien escribió el fallo.
En concreto, el Tribunal Supremo determinó que el colectivo de lesbianas, gays, trans, bisexuales, intersexuales y queers (LGTBIQ) está protegido de discriminación por el Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964, que ya prohibía la discriminación basada en el género, pero que hasta ahora no cobijaba a los transexuales.
Actualmente, una veintena de los 50 estados del país, además de la capital estadounidense, tienen leyes para proteger a los transexuales; pero hasta ahora la discriminación contra ese colectivo seguía siendo en teoría legal en el resto del país.
Una de las personas que forzó al Tribunal Supremo a pronunciarse fue Aimee Stephens, que en 2013 fue despedida de la funeraria de Michigan que dirigía después de comunicar a sus superiores que iba a iniciar el proceso de transición para dejar de ser fisiológicamente un hombre y convertirse en mujer.
Stephens murió en mayo, por lo que su viuda, Donna, fue la que recibió hoy el resultado del litigio.
El Tribunal Supremo también se posicionó en otros dos casos: el de Gerald Bostock, quien fue despedido después de que se uniera a una liga de softball que simpatizaba con las personas LGTBIQ, y Donald Zarda, que fue obligado a dejar su puesto de instructor de paracaidismo tras revelar que era gay.
Desde que llegó a la Casa Blanca en 2017, Trump ha erosionado los derechos del colectivo LGTBIQ, en un intento por mantener el apoyo de su base de la derecha cristiana.