La celebración del 101 aniversario de la independencia de Afganistán del Imperio Británico se vio empañada este martes por el impacto de una quincena de misiles en varias partes de Kabul, en un incidente que se produce mientras el Gobierno y los talibanes se hallan más cerca que nunca de negociar la paz.

«La mayor parte de los proyectiles impactaron en edificios residenciales, misiones diplomáticas, dependencias gubernamentales, mercados y tiendas«, informó el Ministerio del Interior en un comunicado, en el que precisó que también se produjeron una decena de heridos.

Pese a no haber causado víctimas mortales, el ataque deslució los festejos por el 101 aniversario de la independencia del país, que se celebró con marchas militares en varias provincias y actos oficiales en edificios gubernamentales, aunque con una reducida presencia de público por motivos de seguridad y restricciones por la pandemia.

Interior calificó el acto de «terrorista» e informó del arresto de dos individuos que están siendo interrogados para capturar a su «red de colaboradores».

GOBIERNO APUNTA A LOS TALIBANES POCO ANTES DE NEGOCIAR LA PAZ

Si bien el comunicado no señaló a ningún grupo como responsable del ataque y la investigación acaba de comenzar, el portavoz del Ministerio de Interior, Tariq Arian, aseguró a Efe de que los misiles fueron lanzados por «terroristas talibanes», sin dar más detalles.

«Por ahora estamos investigando y recopilando información sobre los ataques con misiles de hoy», se limitó a decir por su parte a Efe el principal portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, que no confirmó ni negó la autoría de los insurgentes.

Los misiles rompieron con un periodo de relativa calma en la capital, que en las últimas semanas ha vivido una reducción de la violencia, salvo la explosión de pequeños artefactos que no suelen causar grandes daños, gracias principalmente a que los talibanes han dejado de organizar grandes ataques en áreas urbanas para allanar el camino a la mesa de negociaciones.

Tanto Kabul como los talibanes aseguran estar ya preparados para iniciar las conversaciones intraafganas, con las que pretenden alcanzar un acuerdo político que ponga fin a casi 20 años de guerra.

El principal obstáculo por el momento es la conclusión del proceso de intercambio de prisioneros entre el Gobierno afgano y los talibanes, según acordaron los insurgentes y Estados Unidos en el histórico acuerdo firmado el pasado 29 de febrero en Doha.

Los insurgentes aseguraron el pasado 30 de julio haber cumplido su compromiso de liberar a un millar de miembros de las fuerzas de seguridad afganas, mientras que el Gobierno aún debe excarcelar a 320 reos talibanes, de los 5.000 que se pactaron en Doha.

NUEVOS OBSTÁCULOS

El Gobierno afgano se había opuesto a la liberación de 400 reos talibanes por estar implicados en crímenes comunes, y aunque, tras recibir el visto bueno este mes de la Loya Jirga o gran asamblea de notables, liberó el pasado jueves a 80 prisioneros de ese grupo, ahora son países como Francia y Australia los que se oponen.

«Nuestros dos aliados internacionales (Francia y Australia) se han opuesto a la liberación de 6 a 7 prisioneros y han compartido sus preocupaciones oficialmente con el Gobierno afgano», al estar implicados éstos en la muerte de varios de sus ciudadanos, dijo a Efe un alto funcionario afgano, que prefirió mantener el anonimato.

La fuente agregó que «otro problema es que una serie de nuestros prisioneros bajo cautiverio talibán no han sido liberados por ahora», un argumento que choca con el anuncio insurgente de la liberación del millar de prisioneros.

Antes del anuncio insurgente, Kabul había advertido de que los talibanes estaban liberando a civiles en lugar de a miembros de las fuerzas afganas, incumpliendo el trato.

«Si estos prisioneros son liberados, pensamos que no quedará ningún obstáculo para el inicio de las conversaciones», aseguró el funcionario.

LA PRESENCIA DEL ESTADO ISLÁMICO

El lanzamiento de misiles de este martes también coincidió con el anuncio, por parte de la principal agencia de inteligencia afgana, el Directorio Nacional de Seguridad (NDS), de la muerte del jefe judicial en la región del grupo yihadista Estado Islámico (EI), Abdullah Orakzai, en una «operación compleja y selectiva».

Orakzai estaba considerado por las autoridades como el autor intelectual de varios ataques terroristas en el país, además de ser el emisor de numerosos veredictos de «decapitación» de civiles afganos y del matrimonio forzado de niñas con combatientes de EI.

Entre los ataques que le atribuyen se incluye el del pasado 3 de agosto contra una prisión afgana, que dejó cerca de 40 muertos.

Según el comunicado del NDS, Orakzai llevó a cabo el ataque a la prisión con «la cooperación técnica de los talibanes» y la acción «fue planeada por los talibanes» y ejecutada por el EI.