La profanación de las ruinas del pueblo de Oradour-sur-Glane, lugar de una matanza nazis durante la Segunda Guerra Mundial en la que pereció la casi totalidad de la población, provocó hoy numerosas muestras de indignación en Francia.

El pueblo, situado en el centro del país, se mantiene en estado de ruina tal y como quedó tras el ataque nazi del 10 de junio de 1944, en recuerdo de aquella masacre en la que los civiles fueron fusilados o quemados en la iglesia local.

En el centro de memoria de la ciudad aparecieron el este viernes pintadas negacionistas. La palabra “mártir” fue sustituida por la palabra “mentiroso” y se añadió el nombre de un conocido revisionista.

El presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró a través de Twitter haberse sentido muy dolido por los hechos y prometió hacer todo lo posible por encontrar a los responsables.

Oradour-sur-Glane es uno de los lugares más respetados del país por lo que representa de memoria de la barbarie nazi.

Allí, las tropas alemanas ordenaron reunir a todos los hombres en diversas granjas donde los fusilaron, para posteriormente agrupar a mujeres y niños en la iglesia del pueblo antes de incendiarla.

Varios autores revisionistas consideran que la “leyenda” de Oradour fue inventada tras la guerra, pero es la primera vez que el lugar aparece mancillado.

La mayor parte de la clase política del país condenó los actos con firmeza, incluida la líder ultraderechista Marine Le Pen, que aseguró que “es hora de apretar las tuercas para acabar con este recrudecimiento de actos que dañan profundamente”.

Su padre, Jean-Marie Le Pen, fundador del partido que ella heredó, ha sido condenado en varias ocasiones por la justicia francesa por haber negado el holocausto.