El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, logró con su visita a Teherán que Irán diera este miércoles luz verde a la inspección de dos instalaciones sospechosas de albergar actividades nucleares secretas.
Después de rechazar durante meses la inspección de esos sitios, las autoridades iraníes aceptaron «voluntariamente» proporcionar acceso a los expertos del OIEA, lo que pone fin a la disputa y fortalece la cooperación.
Según un comunicado conjunto del OIEA y de la Agencia de Energía Atómica de Irán (AEAI), «se han acordado fechas para el acceso del OIEA y las actividades de verificación», aunque no se detallaron cuáles.
Las actividades de verificación se llevarán a cabo de conformidad con el acuerdo de salvaguardas y el protocolo adicional, que Irán aplica voluntariamente desde enero de 2016, cuando entró en vigor el histórico pacto nuclear firmado entre Teherán y seis grandes potencias.
La agencia nuclear de la ONU apostilló que ya «no tiene más preguntas a Irán ni más solicitudes de acceso a lugares distintos de los declarados por Irán en virtud del acuerdo de salvaguardas y el protocolo adicional».
«INTENSAS CONSULTAS»
El acuerdo de hoy se alcanzó «tras intensas consultas bilaterales», según el texto, que indica que la verificación seguirá «la práctica estándar del OIEA para todos los Estados en igualdad de condiciones y sin discriminación».
Las autoridades iraníes habían mostrado su desconfianza hacia la supuesta influencia de EE.UU. en el OIEA, por lo que la nota conjunta destaca que se acordó «reforzar aún más la cooperación y mejorar la confianza mutua».
En los dos sitios en cuestión se localizaron trazas de materiales fisibles, que podrían provenir de experimentos nucleares realizados hace 15 años y no declarados por Irán.
Irán había rechazado las inspecciones en estas dos instalaciones, situados en la provincia central de Isfahan y cerca de Teherán, alegando que las informaciones sobre esos materiales fisibles procedían de los servicios secretos israelíes y no eran válidas ni verificables.
Ante estas dudas, la nota subraya que «ambas partes reconocen que la independencia, imparcialidad y profesionalidad del OIEA siguen siendo fundamentales para el cumplimiento de sus actividades de verificación».
Ayer Grossi también defendió la imparcialidad del OIEA, mientras que el jefe de la AEAI, Alí Akbar Salehí, destacó que la reunión con el diplomático argentino fue «constructiva» y que con este viaje «comienza un nuevo capítulo en términos de cooperación».
Las presiones para lograr el acceso aumentaron desde junio pasado, cuando la Junta de Gobernadores del OIEA urgió a Irán a mejorar su cooperación y facilitar las inspecciones en esas instalaciones.
El OIEA supervisa el cumplimiento del acuerdo nuclear firmado en 2015 entre Irán y el llamado Grupo 5+1 (EEUU, Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Alemania), que limita el programa atómico iraní a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales.
Hoy, el segundo y último día de su primera visita a Teherán como director general, Grossi se reunió con el presidente iraní, Hasan Rohaní, quien aseveró que la República Islámica concede «gran importancia» a sus relaciones con el OIEA.
«Como en el pasado, la República Islámica de Irán está dispuesta a cooperar con el OIEA en el marco del acuerdo de salvaguardas», agregó el mandatario.
Rohaní dijo que la agencia nuclear de la ONU tiene «una responsabilidad importante» en la preservación del acuerdo nuclear del 2015, que se encuentra debilitado desde la retirada unilateral de EE.UU. hace dos años.
También destacó que los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU valoran la importancia del pacto y que, por ello, EE.UU. no ha tenido éxito en sus intentos de restablecer las sanciones internacionales contra Irán.
Indonesia, que este mes ocupa la presidencia de turno del Consejo de Seguridad, aseguró ayer que no prevé dar ningún paso en relación con la petición de EE.UU. para restaurar sanciones a Irán dada la falta de consenso en el órgano.
Una mayoría del Consejo de Seguridad considera que EE.UU. no tiene derecho a utilizar este mecanismo pues abandonó el pacto en 2018, pese a que es cierto que Irán ha dejado de cumplir con la mayoría de sus compromisos en respuesta a las sanciones unilaterales de Washington.