Todos los días, desde las seis de la mañana, Eduardo Román se enfunda en su traje de limpieza y se quita el miedo y el estrés que todavía le genera el manejo de residuos peligrosos que generan el centenar de enfermos de COVID-19 en el Hospital Juárez de México.

Román forma parte, desde hace casi una década, del departamento de Residuos Peligrosos Biológicos Infecciosos (RPBI) del centro médico. Un trabajo que puede parecer sencillo pero es fundamental para evitar que el coronavirus se propague entre el personal y en otras áreas del inmueble.

«Tiene una gran importancia porque hacer el debido manejo de residuos ayuda a que la pandemia no se haga más grande», asegura este miércoles Román a Efe, mientras coloca cuidadosamente el contenedor negro que recoge los residuos en el hospital.

José Luis Cruz Zúñiga, responsable técnico del departamento, explica que los RPBI son los desechos que, por sus características, implican un riesgo para la salud y para el medioambiente, por lo que todas las unidades hospitalarias cuentan con un área encargada de manejarlos.

Estos desechos son «peligrosos» porque pueden albergar microorganismos capaces de dañar la salud; y «biológicos» e «infecciosos» por sus microorganismos que pueden provocar enfermedades.

Se clasifican en cinco grupos: sangre líquida, cepas –generados en procesos de diagnóstico e investigación-, patológicos -tejidos y órganos que no estén en formol-, no anatómicos -materiales de curación empapados, saturados o goteando de sangre- y punzocortantes.

«Ahorita en la pandemia nos interesa mucho el área de no anatómicos porque es donde se generan los residuos que están saliendo de los cubículos de las áreas de terapia, que es todo el COVID-19«, apunta.

Esta basura, agrega, debe ser manejada de manera especial ya que, de no hacerlo, puede provocar que personal de salud o población en general se contagien.

Al inicio de la pandemia, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) estimó que cada paciente contagiado de COVID-19 en México produce al día un promedio de 2 a 2,2 kilos de residuos considerados como peligrosos, por lo que a diario se generan cientos de toneladas de este material.

Cruz Zúñiga estima que, desde marzo, la cantidad de RPBI se ha duplicado porque se ha juntado con la basura cotidiana que generan los enfermos.

«Esto es con el fin de evitar riesgos, porque podemos provocar una gran cantidad de infecciones. Entonces por seguridad la metemos toda junto con los RPBI», indica.

El 31 de marzo de 2020 se publicó en el Diario Oficial de la Federación de México el acuerdo por el que se establecieron acciones extraordinarias para atender la emergencia sanitaria provocada por el SARS-CoV-2.

Esto dio aviso a generadores y empresas prestadoras de servicios de RPBI para dejar establecido el protocolo para el manejo de residuos peligrosos, debido a que estos son de alto contagio y por ello, requieren de manejo adecuado.

Por ello, la basura que se genera en este hospital va directamente al área de almacenamiento, y se sigue todo un proceso: se coloca en contenedores herméticos, se sella e inmediatamente se lo lleva la empresa recolectora para su tratamiento y posterior incineración, siguiendo la norma oficial mexicana, asegura Cruz Zúñiga.

En ocasiones, dice, la empresa que recolecta esta basura puede ir hasta cuatro veces al día «según la cantidad de residuos que se estén generando».

Pese a que en el Hospital Juárez se siguen todos los protocolos de seguridad para evitar que estos residuos generen infecciones en el personal de salud, el miedo al contagio existe.

«En familia comprenden mi trabajo pero saben que estoy en riesgo. (Aún así) me apoyan, me cuidan, me piden que me asegure que me proporcionen el material», asegura Román.

En tanto, Cruz Zúñiga alerta a la población sobre el manejo de este tipo de residuos en casa, cuando se tiene a un enfermo con COVID-19 lo más recomendable es que los desechos se junten en una bolsa transparente y, en especial, los cubrebocas sean cortados a la mitad para evitar que sean reutilizados.

La bolsa, puntualiza, debe ser rotulada para que quienes manejan esa basura sepan que son desechos peligrosos. «A partir de esta pandemia tenemos que tener ese buen hábito de hacer una separación correcta para evitar riesgos», finaliza.

México suma hasta este miércoles más de 568.000 contagios y 61.450 muertes debido a la pandemia por el coronavirus.