El Gobierno canadiense reconoció hoy oficialmente «el significado histórico nacional» de uno de los capítulos más oscuros de su historia, el internamiento forzoso de decenas de miles de niños indígenas en residencias escolares, considerado un «genocidio cultural», para educar al público del país y evitar que se repita el mismo error.
El ministro de Medio Ambiente y Cambio Climático, Jonathan Wilkinson, anunció que, además de reconocer oficialmente el sistema de residencias escolares como un evento significativo en la formación del país, Canadá designará dos de las escuelas en las que se abusó de los niños indígenas como Sitio Histórico Nacional.
Canadá ha reconocido un total de 492 eventos históricos que han definido las características del país, desde una batalla a fuerzas inglesas contra tropas francesas e indígenas en la costa del Atlántico del país en 1747 hasta la fundación del servicio postal en 1693, pasando por la creación del campeonato de fútbol canadiense en 1909.
El país además cuenta con 996 Sitios Históricos Nacionales.
Wilkinson justificó la designación de las residencias escolares, una en la provincia de Nueva Escocia y otra en la de Manitoba, en el listado de Sitios Históricos Nacionales porque «contar la historia no es sólo contar las cosas buenas. También es contar lo más problemático. Es conmemorar y entender la historia, no celebrarla«.
El sistema de residencias escolares para indígenas fue establecido a principios del siglo XIX para asimilar a la población indígena del país, forzando el olvido de lenguas y costumbres aborígenes. La última residencia escolar cerró su puertas en 1996.
Durante el tiempo en el que el sistema de residencias escolares estuvo en funcionamiento, unos 150.000 indígenas fueron forzados a abandonar sus hogares y a vivir en internados durante la mayor parte de su infancia y juventud.
Muchos de los niños sufrieron sistemáticos abusos físicos, sexuales y psicológicos, incluidas torturas, por parte del personal de las escuelas residenciales que eran gestionadas en su mayor parte por órdenes religiosas.
En 2015 se dio a conocer el informe final de la Comisión para la Verdad y Reconciliación de Canadá (CVRC) que recopiló los testimonios de miles de supervivientes de las residencias escolares.
El informe calificó el sistema de residencias escolares como parte de una política sistemática de «genocidio cultural» de las autoridades del país contra la población indígena.
Cuando los niños alcanzaban la edad escolar a los 5 años, funcionarios gubernamentales, a veces miembros de la Policía Montada de Canadá, y religiosos acudían a las comunidades para enviarlos en autobuses o trenes a residencias situadas hasta 1.000 kilómetros de distancia de sus hogares.
En la residencia escolar de St. Anne, en la localidad de Fort Albany, a unos 1.000 kilómetros al noroeste de Toronto, los castigos eran administrados con una silla eléctrica construida por la propia institución.
Se calcula que entre 3.000 y 6.000 niños murieron en esas instituciones por enfermedad, malnutrición y, en algunos casos, por los abusos sufridos aunque la cifra exacta es imposible de saber.