El choque entre una de las barcazas remolcadoras del buque petrolero MV Wakashio, que encalló frente a las costas de Mauricio causando un desastre ecológico, y otra nave ha causado dos muertos y dos desaparecidos.
Se trata del barco Sir Gaëtan Duval, de la Guardia Costera mauriciana, que transportaba a ocho personas y que se encontraba sacando el hidrocarburo del granelero japonés MV Wakashio, de bandera panameña, que embarrancó el pasado 25 de julio en los arrecifes de Pointe-d’Esny, liberando toneladas de fuel al mar.
El choque, producido a última hora del lunes por el mal tiempo con una barcaza que lo acompañaba, provocó el vuelco del Sir Gaëtan.
Cuatro personas fueron rescatadas y trasladadas al hospital SSR de Pamplemousses, pero otra murió en el acto y una segunda ha sido también encontrada sin vida.
Por el momento, la barca sigue sin haber sido rescatada y otras dos personas siguen desaparecidas.
Un incidente más que se suma a la tragedia que vive Mauricio desde que a finales de julio encallase frente a sus costa sudeste el MV Wakashio, que viajaba de China rumbo a Brasil, no transportaba carga, pero se estima que aún llevaba más de 200 toneladas de diésel y 3.800 de fuel para consumo propio.
El barco se partió en dos, lo que aumentó el miedo a que provocara una catástrofe todavía mayor. En un dispositivo que empezó el pasado 19 de agosto, dos barcos arrastraron la proa del granelero unos 15 kilómetros mar adentro, para ser completamente hundida la semana pasada a unos 3.180 metros de profundidad en el océano Índico.
La popa del MV Wakashio, por contra, continúa varada en los arrecifes de Pointe-d’Esny, y los barcos mauricianos siguen intentando vaciar el buque.
El primer ministro mauriciano, Pravind Jugnauth, aseguró hoy que no hay ningún riesgo de fuga tras el accidente del remolcador porque «había muy poco combustible a bordo».
Entre los daños causados por el derrame del combustible, que ya se considera la mayor catástrofe natural de la historia reciente de la isla, se encuentra la muerte de 47 delfines, según el último recuento de este lunes de las autoridades y organizaciones medioambientales.
La muerte podría deberse a las frecuencias emitidas por el sonar de una unidad marítima del equipo de rescate el pasado 22 de agosto que pretendía encontrar el «lugar ideal» en alta mar para llevar la proa del Wakashio, según informó el medio local L’express.
Una nueva hipótesis que se suma a la más evidente que sostenían muchos expertos de que las muertes se deben a la toxicidad del agua provocada por el derrame de combustible.
Por otra parte, este martes tiene previsto declarar ante el juez el capitán del barco, el ciudadano indio Sunil Kumar Nandeshwar, que fue detenido hace dos semanas por la Policía junto a su segundo, el esrilanqués Tilakara Ratna Suboda.
Ambos, que están acusados de «poner en peligro una navegación segura», ya comparecieron el 26 de agosto ante el Tribunal de Port-Louis, que los mantuvo en prisión preventiva hasta esta nueva vista.
La zona del derrame es una región de arrecifes de coral -que llevaban unos quince años rehabilitándose-, así como un área rica en diversidad marina y terrestre, con importantes reservas naturales a pocos kilómetros.
Este desastre medioambiental representa un duro golpe para la economía de Mauricio, isla de poco más de un millón de habitantes situada en el océano Índico al este de Madagascar y muy dependiente del turismo.