La policía alemana se ha incautado de más de dos mil pruebas en los registros realizados contra cincuenta sospechosos de posesión y difusión de pornografía infantil en relación con la red de abusos sexuales destapada el pasado octubre en Bergisch Gladbach, informaron hoy policía y fiscalía.

En una rueda de prensa para presentar los resultados del operativo llevado a cabo ayer en doce estados federados, el director de investigación criminal de la policía de Colonia, Michael Esser, precisó que no hay indicios de que los 50 sospechosos -48 hombres y dos mujeres- estuvieran implicados en abusos a menores.

Subrayó, no obstante, que «todo el que adquiere pornografía infantil debe ser consciente que detrás de cada imagen hay una víctima de abusos».

Precisó que durante el operativo, en el que participaron mil agentes, no hubo ningún menor en peligro, por lo que los registros realizados en sesenta viviendas pudieron llevarse a cabo todos el mismo día.

Entre las más de dos mil pruebas incautadas figuran mayoritariamente soportes de datos, cuyo análisis llevara mucho tiempo. La policía decomisó asimismo dos cajas fuertes.

Los sospechosos se comunicaba a través de chats en internet mediante los que intercambiaban material de pornografía infantil.

A finales de junio, las autoridades informaron de que las pruebas apuntaban a más de 30.000 posibles sospechosos en relación con esta red de abusos sexuales.

Los delitos que se están investigando van desde la difusión y posesión de pornografía infantil hasta hechos concretos de abusos contra menores, precisó entonces el ministro de Justicia de Renania del Norte-Westfalia, Peter Biesenbach.

Esser indicó hoy que los sospechosos identificados ascienden a 207.

En tanto, continúa el proceso contra el principal acusado de esta red de abusos, en las que los sospechosos abusaron en parte de sus propios hijos e intercambiaron imágenes de los hechos.

El hombre, no identificado, de 43 años y acusado de «abusos sexuales graves contra menores», fue detenido en otoño pasado y la policía se incautó de amplio material incriminatorio que llevó a abrir una investigación contra casi treinta sospechosos en toda Alemania.

La Fiscalía asume que el acusado cometió abusos graves alrededor de setenta veces contra su hija; abusos que comenzaron cuando la menor tenía tan solo tres meses.