La grave inseguridad alimentaria que padece el sur de África, donde se estima que casi 45 millones de personas sufren este problema por el cambio climático y la pandemia de COVID-19, preocupa especialmente en Zimbabue y Mozambique, alertó hoy el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU.

«En esta región (sur de África) tenemos año tras año, sequías, inundaciones o ciclones como los que vimos en 2019 (…). La COVID-19 ha sido un ‘shock’ adicional para el que obviamente no estábamos preparados», enfatizó este lunes en un encuentro virtual con corresponsales extranjeros la directora regional del PMA para el sur de África, Lola Castro.

Entre los 13 países del África austral en los que se detecta inseguridad alimentaria -según advirtió la Comunidad para el Desarrollo del África Meridional (SADC) a finales de julio pasado-, para la agencia de la ONU los dos mayores focos de preocupación son Zimbabue y Mozambique.

Zimbabue, con 14,5 millones de habitantes, es actualmente el país que presenta «las peores estadísticas», según Castro.

En esta nación, el riesgo de hambre viene acentuado por las sequías de años pasados (especialmente en el sur) y por la tremenda crisis socioeconómica que ya experimentaba el país antes de la pandemia, resultante en problemas para acceder incluso a los productos básicos para buena parte de la población.

El impacto del coronavirus ha exacerbado la situación, especialmente para los pequeños agricultores de subsistencia y para las mujeres, principales proveedoras de alimentos en las familias más vulnerables.

El vecino Mozambique lidia también con sequías en el sur y, en su parte central, con los efectos aún presentes del devastador paso del ciclón Idai en marzo de 2019.

Ese fenómeno, que dejó más de 600 muertos solo en Mozambique y al menos 344 en Zimbabue, está considerado el peor desastre natural de la historia reciente del sudeste africano.

A las secuelas de los desastres climáticos en Mozambique se une la escalada en los últimos tiempos del conflicto yihadista en el norte del país, en la provincia de Cabo Delgado.

Allí operan, en busca del control del territorio, los insurgentes de Al Shabab, un grupo yihadista que no guarda relación con la organización homónima somalí pero que sí tiene vínculos con el Estado Islámico (EI).

En esa zona, la situación es «muy, muy preocupante», subrayó la directora regional del PMA, ya que hay áreas de imposible acceso a las que no está llegando la ayuda humanitaria.

Otros lugares del África austral en graves dificultades por la crisis de inseguridad alimentaria son Madagascar, el sur de Angola, los pequeños reinos australes de Lesoto y Esuatini (antigua Suazilandia), así como partes de Zambia y Malaui o de la República Democrática del Congo (RDC).

Según datos ofrecidos a finales de julio por el bloque regional SADC, el número de personas que no pueden acceder a una cantidad suficiente de alimentos nutritivos en el sur de África ha aumentado en casi un 10 % en comparación con el mismo periodo de 2019.

De acuerdo a ese mismo organismo, entre los casi 45 millones de personas que padecen inseguridad alimentaria en la región, hay unos 8,4 millones de niños en peligro de sufrir desnutrición aguda en 2020.