El nuevo etiquetado de alimentos procesados entra en vigor este jueves, una victoria para especialistas de salud, pero un aumento de tensión entre el gobierno y la industria.
La nueva Norma Oficial Mexicana 051, premiada por Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud (OMS), combatirá con advertencias frontales en envases la epidemia de obesidad de México, el segundo país con más sobrepeso del mundo, explican este jueves especialistas a la agencia Efe.
“Muchas veces el consumidor no sabe que estos productos ultraprocesados no son buenos para la salud, entonces es una medida histórica que ahora se resuelva esta asimetría de información«, afirma José Luis Chicoma, director general de Ethos: Laboratorio de Políticas Públicas.
La NOM 051, producto de una reforma a la Ley General de Salud del año pasado, consiste en etiquetas en forma de octágonos negros que alertan sobre «exceso de calorías» u otras sustancias como azúcares, sodio y grasas, y la presencia de edulcorantes.
«Es un etiquetado muy fácil de entender, muy claro, y el cual no requiere de toda esta complejidad de información nutrimental para tomar una decisión rápida en el momento de compra«, expone Paulina Magaña, investigadora de la Alianza por la Salud Alimentaria y el Poder del Consumidor.
El modelo se basa en uno adoptado en 2016 por Chile, donde cayó 25 por ciento la compra de bebidas azucaradas, 17% la de postres envasados y 25% el contenido promedio de azúcares en los productos, según un estudio de la Universidad de Chile y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
“Al ser tan claro, un consumidor puede elegir entre un producto u otro, vale la pena mencionar que no es una medida prohibitiva, sino una medida informativa y de advertencia para dar estas herramientas necesarias y poder elegir”, argumenta Magaña.
Conflicto “en exceso”
Cuando se anunció el nuevo etiquetado, la Cámara Nacional de la Industria de Conservas Alimenticias (Canainca) denunció que al sector le costaría 6 mil millones de pesos cambiar el etiquetado de los productos.
El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) argumentó que la norma afectaría 42 mil toneladas de producción de alimentos al año.
Asimismo, el 25% de la facturación mensual de las tienditas viene de alimentos considerados «chatarra» y de bebidas azucaradas, apunta la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
“La demanda manda, entonces el punto es que estos productos que son de alto contenido calórico son de alta demanda, son verdaderos motores de venta”, indica en entrevista Cuauhtémoc Rivera, presidente de la ANPEC.
El etiquetado es solo una muestra más de la tensión entre la industria y el actual gobierno de México, que ha llamado «veneno embotellado» a los refrescos y ha pedido consumir lo «natural«.
En particular, el gobierno atribuye a la alimentación heredada por el «periodo neoliberal» la mortalidad cercana al 10 % de la pandemia en México, donde casi una quinta parte de los casi 78.000 muertos por COVID-19 padecía hipertensión y otro tanto diabetes.
Además del etiquetado, el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena, izquierda) promueve aumentar el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a bebidas y alimentos azucarados y prohibir la venta de comida chatarra a niños, como aprobaron ya los estados de Oaxaca y Tabasco.
Por ello, el líder de la ANPEC ha lanzado la campaña Prohibido Prohibir en la que pide al presidente, Andrés López, que cumpla su promesa de no aumentar impuestos ni adoptar políticas prohibicionistas.
“El entorno de las prohibiciones comerciales como del nuevo etiquetado se está dando en un contexto y en un ambiente económico muy difícil que está viviendo el país«, insiste.
Insuficiente
Expertos reconocen que el nuevo etiquetado es insuficiente para abordar la crisis de obesidad, un problema de salud que le cuesta México el 5.3 por ciento del producto interno bruto (PIB) al afectar a tres de cada cuatro mexicanos, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El director de Ethos apunta que en México los alimentos saludables son cinco veces más caros, con base en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).
«Hay un cóctel letal, que es que el precio de estos productos sea muy bajo, que hay muchísima publicidad, que hay poca información sobre lo negativo que son estos productos, y el etiquetado atiende esa poca información, pero el precio, la publicidad y el acceso fácil siguen”, considera Chicoma.