Al menos nueve personas murieron tras la colisión de dos helicópteros del Ejército afgano este miércoles en la provincia meridional de Helmand, donde se prolonga por cuarto día la ofensiva de los talibanes contra la ciudad de Lashkargah.
El suceso, que tuvo lugar durante la madrugada, acabó con la vida del personal militar de los dos helicópteros, que chocaron poco después de despegar cuando regresaban a Lashkargah, la capital de Helmand.
Las aeronaves abían sido enviadas a la primera línea del frente, donde continúa por cuarto día consecutivo la ofensiva lanzada por los talibanes, que solo el martes por la noche se cobró la vida de al menos 35 insurgentes, unos 140 desde el domingo.
«Los dos helicópteros fueron enviados al distrito de Nawa (en la provincia de Helmand) para evacuar a las fuerzas de seguridad heridas. Cuando despegaban, chocaron entre sí, y murieron las nueve personas a bordo, incluidos los tripulantes», dijo a Efe el portavoz del gobernador de Helmand, Omar Zwak.
El Ministerio de Defensa afgano también confirmó en un comunicado el incidente y anotó que los dos helicópteros de la fuerza aérea afgana eran de fabricación rusa, modelo MI-17, mientras están recopilando más detalles para esclarecer lo sucedido.
La colisión ocurrió mientras las fuerzas de seguridad afganas, con el respaldo de la fuerza aérea, se encontraban inmersas en un contraataque contra los combatientes talibanes en las afueras de la ciudad de Lashkargah y distritos adyacentes.
La ofensiva de los talibanes contra la ciudad de Lashkargah, que ya dura cuatro días, ha dejado al menos 20.000 desplazados hasta el momento.
«El conflicto se ha reducido en la ciudad, pero todavía hay disparos y enfrentamientos esporádicos, y las fuerzas de seguridad están ocupadas en operaciones (…) para restaurar los puestos de control en áreas que se perdieron frente a los talibanes», explicó Zwak.
El de Lashkargah se trata del primer ataque masivo contra una capital provincial en Afganistán desde el histórico acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes en Doha el pasado febrero, en el que se pactó la retirada de las tropas estadounidenses en 14 meses.
En ese acuerdo los talibanes prometieron reducir la violencia y no atacar áreas urbanas y grandes ciudades del país, por lo que la ofensiva ha desencadenado las críticas del Ejército de EEUU, aunque los insurgentes aseguran que lo único que están tratando es de recuperar áreas que los «enemigos» les habían arrebatado.
Esta ofensiva tiene lugar además en medio de las negociaciones de paz entre los insurgentes y el Gobierno afgano iniciadas hace un mes también en Doha y que buscan poner fin a casi dos décadas de guerra en Afganistán.