Miles de manifestantes burlaron este viernes a la Policía de Tailandia y volvieron a desafiar el estado de emergencia «severa» decretado la víspera con una protesta antigubernamental pacífica en Bangkok, que fue finalmente disuelta con cañones de agua y agentes antidisturbios.
Los asistentes se congregaron para reclamar la liberación del más de medio centenar de personas detenidas desde el martes por participar en unas manifestaciones que forman parte de la ola de protestas lideradas por estudiantes que desde el pasado julio reclaman reformas democráticas, incluida la de la monarquía.
La convocatoria de este viernes estaba inicialmente programada para las 17.00 (10.00 GMT) en la intersección de Ratchaprasong, donde se habían congregado la víspera miles de jóvenes sin que se produjeran incidentes de importancia, pero en esta ocasión fue desplegado un fuerte dispositivo policial en la zona para bloquear los accesos a la misma.
No obstante, los estudiantes que lideran el movimiento de protesta cambiaron a última hora la localización de la manifestación a algo más de un kilómetro al oeste, en la intersección de Pathum Wan, y lograron congregar a miles de manifestantes pese a la lluvia que cayó sobre la capital tailandesa durante buena parte del día.
Durante un par de horas, los manifestantes corearon sus habituales gritos de «Liberad a nuestros amigos» o «fuera Tu» (apodo del primer ministro, Prayut Chan-ocha) mientras mostraban el signo de los tres dedos alzados, tomado de la película «Los juegos del hambre», hasta que, en torno a las 19.00 (12.00 GMT) la policía cargó contra ellos.
Centenares de antidisturbios y tres camiones con cañones de agua fueron empleados contra los jóvenes, que trataron de mantener su posición con una resistencia predominantemente pacífica pero fueron finalmente obligados a dispersarse por el avance arrollador de las fuerzas del orden.
ESTADO DE EMERGENCIA «SEVERA»
El Gobierno decretó el jueves un estado de emergencia «severo» a las 4:00 (21.00 GMT del miércoles) para prohibir las reuniones de más de cuatro personas y la publicación de noticias que afecten a la seguridad nacional.
«La declaración del estado de emergencia sirve para hacer el país más seguro y pacífico (…) y que nadie salga dañado (…) De ahora en adelante quiero pedir a todos que no infrinjan la ley«, declaró esta mañana ate los medios el primer ministro Prayut Chan-Ocha, quien encabezó el golpe de Estado militar de 2014 y en 2019 retuvo el cargo en unas controvertidas elecciones.
El mandatario, conocido por su carácter iracundo, culminó su comparecencia ante los medios con un mensaje tan críptico como inquietante: «Recordad, no seáis temerarios porque todos podemos morir hoy o mañana, como dice la oración. No seáis descuidados, cualquiera puede morir en cualquier momento de enfermedad o de lo que sea. No tentéis a la Parca».
EL DESAFÍO A LA FAMILIA REAL
El estado de emergencia se aprobó después de que el martes tuviera lugar una protesta masiva en la que se produjo un gesto inédito de rebeldía cuando los manifestantes se acercaron a escasos metros a una caravana de coches donde viajaban miembros de la casa real, entre ellos la reina Suthida y el príncipe Dipangkorn.
En aquel momento, que ya se ha hecho icónico, los manifestantes desafiaron de manera pacífica pero directa, con gritos de protesta y su gesto característico de los tres dedos centrales alzados, a la monarquía tailandesa, una institución considerada intocable durante décadas.
Por su participación en aquel incidente, las autoridades han acusado a los activistas Ekkachai Hongkangwan y Bunkueanun Paothon de cometer «un acto de violencia contra la reina o su libertad», delito que conlleva una pena de 16 o 20 años de cárcel o un máximo de cadena perpetua, según informó el grupo Abogados Tailandeses por los Derechos Humanos.
«Es muy revelador que, en este momento, voy a perder mi libertad … Mientras siga respirando seguiré manteniendo la esperanza de que se me devolverá la libertad y se probará mi inocencia«, dijo un Bunkueanun al borde de las lágrimas en un vídeo grabado minutos antes de entregarse a la Policía.
LAS DEMANDAS DE LOS MANIFESTANTES
La principal demanda del movimiento estudiantil, que comenzó el 18 de julio y ha ido cobrando fuerza con protestas casi diarias, es la dimisión del Gobierno, encabezado por el general golpista Prayut Chan-ocha, y una nueva Constitución, ya que la actual fue redactada por la antigua junta militar (2014-2019), además de reducir la influencia del Ejército en la política.
Pero la demanda más audaz, y controvertida, de los estudiantes y sus partidarios es la reforma de la monarquía, un tema tabú hasta hace poco por el gran respeto que ha inspirado la institución y la dura ley de lesa majestad, que prevé penas de hasta 15 años de cárcel para quien critique a la corona.
En este clima reivindicativo, el rey Vajiralongkorn aseguró hoy en una charla durante una visita en la Universidad de Sakon Nakhon Rajabhat (noreste) que «el país necesita un pueblo que ame a su país y a la monarquía».
El monarca, que pasa la mayor parte de su tiempo en Alemania, llegó el fin de semana pasado a Tailandia junto a la reina y la concubina real para participar en ceremonias religiosas y el aniversario por la muerte de su padre, el venerado Bhumibol Adulyadej, fallecido el 13 de octubre de 2016.
El actual monarca no ha heredado el carisma ni el respeto que suscitaba su padre y su ausencia del país, así como su opulento tren de vida en la provincia alemana de Baviera, han generado críticas durante la pandemia de covid-19, que está golpeando duramente la economía tailandesa.