Las elecciones en Estados Unidos han puesto a México ante el dilema de lidiar cuatro años más con Donald Trump, con quien Andrés Manuel López Obrador ha tejido una relación cordial pese a sus exabruptos, o iniciar de cero una incierta relación con Joe Biden en la Casa Blanca.
Oficialmente, el Gobierno de México «no tiene preferencia» entre Trump y Biden, y asegura que quiere «fortalecer las relaciones» con el mandatario que elijan los estadounidenses.
Trabajaremos con el próximo presidente y con el Congreso para asegurar el bienestar de nuestros connacionales, que son parte esencial de la economía y la sociedad de Estados Unidos, y para hacer avanzar a nuestros países y a la región», dijo este domingo a Efe un portavoz de la Cancillería mexicana.
Pero a nadie se le escapa que un cambio de color político en Washington puede afectar las relaciones entre estos dos países separados por la frontera más larga del mundo en asuntos clave, y muchas veces espinosos, como la migración, la seguridad y el narcotráfico.
En pocos países las elecciones en Estados Unidos abren tanta expectativa como lo hacen en México», resumió a Efe Guadalupe González, experta en relaciones internacionales del Colegio de México.