La segunda unidad de Inglaterra ha demostrado a Gareth Southgate ser solvente y contundente y ante la República de Irlanda volvieron a demostrarlo con una actuación seria y goleadora que les vio triunfar en Wembley por 3-0.

Pese a las rotaciones y los jugadores que no son habitualmente titulares, incluidos algunos que no son indiscutibles en sus respectivos equipos, como el caso de Harry Winks, Inglaterra tiene suficiente pólvora en el banquillo para dar problemas a cualquiera.

No sería atrevido decir incluso que sus suplentes podrían formar un equipo independiente y competir en la Eurocopa.

Un tridente con Jack Grealish, Dominic Calvert-Lewin y Jadon Sancho era suficiente para atemorizar a la defensa irlandesa, que además de no tener calidad para competir por abajo, sufría mucho por arriba. Y el juego aéreo resultó ser fundamental en ambas áreas.

Primero casi se adelantan los ingleses con un envío de Sancho que Mings no acertó a cabecear a gol en el segundo palo y luego fueron los irlandeses los que lo intentaron sobre la meta de Nick Pope, titular en detrimento del cada vez más cuestionado Jordan Pickford.

Pero en un duelo de tú a tú, el que más dolorido suele salir es el débil e Inglaterra enganchó su primer golpe pronto.

Tras un córner muy pasado que llegó a los dominios de Reece James, el del Chelsea puso un centro templado a la cabeza de Harry Maguire, que se redimió de su última actuación en Wembley, cuando fue expulsado.

El cabezazo del zaguero del Manchester United fue solo un aviso de que habría más por venir y diez minutos después, otra vez tras un córner, Randolph tuvo que estirarse para evitar el segundo de los Three Lions.

Pero la maquinaria inglesa estaba en marcha y no paró de generar ocasiones hasta que cayó el segundo.

Esta vez se lo fabricó Sancho prácticamente solo. Recibió la pelota de Grealish, dentro del área, se perfiló para su pierna derecha y con todos los defensas esperando un centro, sacó un disparo raso que se coló en la meta de Randolph.

La imagen de Irlanda era paupérrima y no fue mejorando con el paso de los minutos. De haber apretado Inglaterra, la goleada por día haber sido de escándalo.

Pero solo llegó el tanto de penalti de Calvert-Lewin, después de un derribo sobre Bukayo Saka e Inglaterra echó el telón a un partido que sirve para coger confianza de cara a la Liga de Naciones.

  • A los ingleses les quedan dos partidos por delante, ante Bélgica e Islandia, para demostrar que pueden estar en la fase final del torneo continental.