La empresa farmacéutica alemana Curevac espera tener lista y autorizada para su distribución su propia vacuna a lo largo de 2021, probablemente a partir de la segunda mitad del año, cuya producción sería menos costosa que la desarrollada por BioNTech y la estadounidense Pfizer.

Las pruebas para esa vacuna superaron la primera fase, actualmente se está ya en la segunda y se prepara para empezar con la tercera dentro de los próximos tres meses, afirmó hoy el director ejecutivo de Curevac, Franz-Werner Haas, en un encuentro con medios extranjeros.

Va, por tanto, con cierto retraso respecto a la de la también alemana BioNTech y su asociada estadounidense Pfizer, que se aseguró un contrato con la Comisión Europea (CE) para 300 millones de dosis de su futura vacuna, a la que se estima un 90 % de efectividad.

«Es importante que se estén desarrollando varias vacunas en paralelo, el mundo va a necesitarlas», aseguró Haas, que no considera a las otras farmacéuticas implicadas en esas investigaciones como «rivales».

La que se investiga en sus laboratorios, fundados en 2000 y con sede en Turingia (sur de Alemania), se basa en la secuencia genética del coronavirus y en el desarrollo de una proteína que capacita al sistema inmunológico para hacerle frente.

A diferencia de la de Pfizer y BioNTech, no precisa ser generada o conservada a temperaturas extremadamente bajas -hasta 80 grados bajo cero, recordó-, lo que facilita y, por tanto, abarata una producción masiva.

Para una dosis se precisan 12 microgramos, menos de la mitad de la contemplada por el otro laboratorio alemán, una empresa mediana, como Curevac, que necesita del gigante estadounidense para su producción y sobretodo distribución.

Curevac contó con el apoyo de las subvenciones dispuestas por el Gobierno alemán para desarrollar una vacuna contra la covid-19. La ayuda es por un monto de 252 millones de euros, mientras que a BioNTech le correspondieron 370 millones.

Según Haas, han negociado un precontrato con la CE para 250 millones de dosis, con opción a ampliarse hasta los 400 millones.

Las ayudas gubernamentales se destinan básicamente a acelerar las pruebas clínicas y posteriores test con voluntarios. En las primeras fases, éstos se han realizado entre pacientes de Perú y Panamá. Ahora se ampliará su espectro para alcanzar los 30.000 test en lo que queda de año y situarse sobre los 65.000 en las fases siguientes.

Haas estima que, en su conjunto, las distintas vacunas actualmente en desarrollo deben poder alcanzar al 70 % de la población mundial, puesto que solo así se podrá dar por superada la pandemia. Y considera que, salvo mutación del coronavirus, no será preciso renovarla cada año -como ocurre con la de la gripe común-, sino que garantizarán una inmunidad a más largo plazo.