Miles de personas protagonizaron el jueves masivas marchas en todo Perú en rechazo al gobierno de transición que preside el congresista Manuel Merino tras la destitución de Martín Vizcarra de la jefatura del Estado.
Pocas horas después de que Merino tomara juramento al gabinete de ministros que dirige el conservador Ántero Flores-Aráoz, los ciudadanos salieron por cuarto día consecutivo a las calles para afirmar que el nuevo gobernante “no ha sido elegido por el pueblo”, pedir una renovación de la clase política y rechazar la corrupción.
La movilización, que en Lima concentró a más de 15 mil personas en la plaza San Martín, también reunió grupos de manifestantes en otros distritos limeños como Miraflores, Barranco, Lince, San Miguel, Chosica, Comas y Surco.
La convocatoria, hecha a través las redes sociales, también tuvo una gran acogida en ciudades del interior del país como Arequipa, Trujillo, Chiclayo, Cusco, Madre de Dios, Huancayo, Iquitos, Puno e incluso en Tumbes, la provincia por la que Merino fue elegido congresista en enero pasado.
“Estoy impactado por la cantidad de gente que está saliendo a las calles en todo el Perú, esto está indicando la indignación de la sociedad”, declaró el cardenal Pedro Barreto, arzobispo de la ciudad andina de Huancayo en la emisora RPP Noticias.
Las masivas marchas tuvieron lemas comunes como «Perú, te quiero, por eso te defiendo» y «Merino no es mi presidente«, en alusión a que el nuevo jefe de estado presidía el Congreso y juró como gobernante luego de que ese Legislativo destituyó a Martín Vizcarra.
«Que se vayan todos los corruptos«, arengaron los participantes mientras portaban banderas peruanas y pancartas, así como mascarillas y protectores faciales para cuidarse de covid-19.
«Mi profundo respeto y reconocimiento a los jóvenes y al pueblo que no hace más que levantar su voz de protesta en defensa de lo que aman: el Perú. Gracias por darnos un ejemplo de dignidad nacional«, señaló, al respecto, en Twitter el general Walter Martos, quien fue el primer ministro de Vizcarra hasta el último lunes.
El rechazo al nuevo gobierno de Merino también fue expresado en manifestaciones y marchas realizadas en numerosas ciudades del interior del país, entre ellas Tumbes, la ciudad natal del actual gobernante.
“Nuco no nos representa”, señaló una gran banderola que portaron jóvenes manifestantes en alusión a un apelativo que le dan a nivel local a Merino, que encabezaron a unas dos mil personas por las calles céntricas de esa ciudad fronteriza con Ecuador.
Luego de que organismos nacionales e internacionales alertaran ante el uso desmedido de la fuerza que usaron los policías contra los manifestantes en los dos días anteriores, la Defensoría del Pueblo exigió al gobierno de Merino que garantice el ejercicio del derecho a la movilización pacífica.
La Defensoría enfatizó que la Policía solo debe usar la fuerza bajo los «principios de necesidad, proporcionalidad y razonabilidad«, de acuerdo con la Constitución peruana y los preceptos de las Naciones Unidas.
En principio, esta exigencia fue cumplida por los grupos de agentes antidisturbios que vigilaron todas las manifestaciones de este jueves, aunque por la noche se informó de algunos enfrentamientos en la avenida Abancay, de Lima, donde la Policía lanzó bombas lacrimógenas.
Tras jurar a su gabinete de ministros, Merino llamó a la calma a la ciudadanía y aseguró que no hará «ningún cambio traumático» durante el periodo que debe dirigir hasta el próximo 28 de julio.
«Respetamos a quienes tienen una opinión discrepante, pero hacemos un llamado a la calma para que cualquier manifestación se realice dentro de la tranquilidad«, expresó Merino en referencia a la nueva jornada de protesta nacional.
Sin embargo, representantes de su nuevo gobierno afirmaron luego que las movilizaciones son incentivadas por agrupaciones políticas opositoras y hasta las vincularon con movimientos extremistas.
«No es una protesta espontánea, he visto que hay una incentivación, hay carteles, hay llamados«, afirmó la flamante ministra de Justicia, Delia Muñoz, antes de agregar que ha visto «que hay propaganda abundante en las redes sociales«.