El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, afirmó hoy que no seguirá al frente del país después de la aprobación de las reformas constitucionales que propuso para calmar los ánimos de protesta en esta antigua república soviética, escenario de multitudinarias manifestaciones antigubernamentales desde las elecciones presidenciales de agosto.

«No estoy haciendo ninguna Constitución a mi medida. Con la nueva Constitución yo ya no ejerceré como presidente«, declaró durante la visita a un hospital donde tratan a enfermos de coronavirus, citado por la agencia BELTA.

El mandatario, que fue declarado ganador de las presidenciales, comicios calificados de fraudulentos por la oposición y la comunidad internacional, arremetió contra los «protestones» que «atacan al presidente y a la vertical del poder» en el país.

Lukashenko, cuyo sexto mandato presidencial se extiende hasta 2025, defendió que la vertical del poder existente en Bielorrusia es la columna que ha permitido evitar que el país se derrumbe.

«Dennos democracia, todos deben ser elegidos (…), ya vivimos eso con (el presidente soviético Mijaíl) Gorbachov. Elegíamos a todos, jefes de empresas, directores. ¿Y qué conseguimos con tantas elecciones? Perdimos el país y la Unión Soviética se desintegró. ¿Esa es la fruta podrida que nos quieren vender ahora?«, dijo.

Lukashenko afirmó ser partidario de la «nueva Constitución«, en referencia a las enmiendas propuestas, y señaló que el objetivo no es ofrecer «más democracia«.

Sin embargo, expresó su temor a dejar la nueva Constitución en manos de «un presidente desconocido«.

«Tenemos una Constitución muy seria. Kazajistán, Rusia, nosotros, somos tres Estados avanzados que tienen una Constitución seria y firme en la que todo depende de la decisión del presidente. En ese sentido, comprendemos que podría venir alguien y desatar una guerra u otra cosa«, explicó.

Abogó por redactar una nueva Constitución, «pero provechosa para el país, para que el país no colapse luego«.

La oposición bielorrusa ha calificado la propuesta de Lukashenko de «imitación de la democracia» que solo buscaba prolongar su poder y desviar la atención de las «elecciones robadas» que han generado las mayores protestas en el país desde la desintegración de la URSS.

Según afirmó el mandatario hoy, la oposición «no necesita ninguna Constitución, ningún cambio constitucional«.

En septiembre pasado, un mes después de las cuestionadas elecciones, Lukashenko admitió que quizás había estado demasiado tiempo pegado al sillón presidencial al llevar 26 años al frente de la antigua república soviética, pero dejó claro que, por el momento, no pensaba abandonar el poder.