La cría de visón americano es una “bomba biológica” para la naturaleza además de un reservorio de SARS-COV-2 porque “el riesgo de contagio al ser humano es real”, ha advertido hoy la responsable del Programa de Especies Amenazadas de WWF, Gemma Rodríguez.
Durante su intervención en un seminario virtual organizado por esta ONG conservacionista, Rodríguez ha recordado que esta especie “es una de las más invasoras que existen”, muy hábil para escapar de manera frecuente al medio natural y con una «muy elevada» capacidad de colonización que no sólo causa estragos económicos «graves» sino que perjudica a más de medio centenar de especies nativas.
Una de las especies más dañadas, hasta el punto de hallarse en peligro de extinción, es el visón europeo que, junto con el lince ibérico, es el mamífero más amenazado de Europa: en España quedan apenas 500 ejemplares y podría desaparecer definitivamente antes de cinco años «si no se toman medidas suficientes», ha advertido esta experta.
En el mismo foro, la viróloga Elisa Pérez-Ramírez ha explicado las repercusiones del visón americano en la salud pública, al destacar que es «capaz de transmitir la covid-19 de vuelta a los humanos” al excretar grandes cantidades del virus en su saliva y sus heces.
Según Pérez-Ramírez, el virus se extiende “de forma explosiva” en las granjas de mustélidos, animales ya de por sí «muy susceptibles» a los virus respiratorios humanos, porque presentan un exceso de densidad y medidas de bioseguridad deficientes, lo que favorece los contagios masivos con una replicación viral «altísima».
Para evitar este tipo de problemas, la viróloga ha insistido en la necesidad de una “vigilancia activa” y una bioseguridad «muy estricta», practicando pruebas PCR periódicas, estudios serológicos y necropsias de los animales, utilizando equipos de protección individual (EPI) para todos los trabajadores y controlando todos los accesos y movimientos.
La detección de un solo positivo requiere «actuar rápido y llevar a cabo un vaciado sanitario, es decir, el sacrificio de todos los visones de la granja”, ha advertido, además de secuenciar el virus detectado y compartir la información epidemiológica con la comunidad internacional, apostando por la estrategia internacional ‘One Health’, que implica la colaboración entre servicios veterinarios y salud pública.
El epidemiólogo veterinario Nacho de Blas, que también ha participado en este seminario, ha incidido igualmente en el origen zoonótico de la covid-19 y ha señalado el «papel relevante que parece han tenido los murciélagos» en su desarrollo.
De Blas ha recordado que los murciélagos también habitan el entorno urbano y están muy relacionados con las personas aunque no se les vea. «De hecho -ha agregado- muchos viven debajo de los tejados de nuestras casas”, factores que, junto a su capacidad de agruparse en grandes colonias y disponer de un sistema inmune muy potente, constituyen “el laboratorio perfecto para que el virus experimente y pueda desarrollar mutaciones”.
Aún se desconoce si hubo especies intermedias en el proceso de transmisión del virus al ser humano, pero este experto ha señalado que algunos animales, como los visones o los gatos, son igualmente «muy susceptibles» al SARS-COV-2 al permitir la «transmisión horizontal» mientras que otros, como los perros, son «menos receptivos» y pueden contagiarse pero no contagiar a los humanos.