Centenares de miles de devotos filipinos acudieron este sábado a una iglesia de Manila en el día de la Procesión del Nazareno Negro, una de las celebraciones católicas más multitudinarias del mundo, a pesar de que el evento había sido cancelado para evitar la propagación de la covid-19.

Unas 400.000 personas acudieron a la Basílica de Quiapo, que contiene el Cristo al que los creyentes tratan de tocar en busca de milagros, a pesar de la suspensión de la procesión y de las recomendaciones de las autoridades de evitar aglomeraciones masivas, según informaciones de la Policía de Manila a la prensa local.

La congregación de la muchedumbre ha sembrado el temor entre los expertos de que se pueda convertir en un foco de infecciones del coronavirus, a pesar de las medidas que muchos feligreses tomaron para mantener el distanciamiento físico.

«Realmente vamos a necesitar un milagro para evitar que se produzca un explosión masiva de contagios en Quiapo ahora mismo,» señaló el doctor Edsel Salvaña, uno de los expertos encargados de asesorar al Departamento de Sanidad para hacer frente a la pandemia, en declaraciones recogidas por el diario local Philippine Star.

Ante esta posibilidad, el Departamento de Sanidad pidió a los devotos que hubieran acudido a la basílica que hicieran cuarentena en sus domicilios y vigilaran si mostraban síntomas de la covid-19.

El Ayuntamiento de Manila decidió el pasado octubre cancelar por primera vez la tradicional procesión del Nazareno Negro, que se celebra todos los años desde el siglo XVII, a la que el año pasado acudieron 3,3 millones de fieles, dejando 500 heridos debido al intenso hacinamiento, y en la que ocasiones anteriores ha llegado a haber fallecidos por asfixia.

Tradicionalmente, millones de devotos de toda Filipinas acuden a Manila para seguir durante horas a los procesionarios, la mayoría descalzos a modo de penitencia, que llevan la venerada imagen del Nazareno Negro desde la Basílica de Quiapo, uno de los templos más importantes del país con más católicos de Asia.

Los filipinos creen que la imagen del Nazareno Negro puede hacer milagros, ya que desde que llegó al país en 1606 ha sobrevivido a los incendios que destruyeron la iglesia de Quiapo, a dos terremotos, a inundaciones e incluso a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.

Filipinas, con una población de 106 millones de habitantes, es uno de los países del Sudeste Asiático más afectados por la pandemia, con unos 484.000 contagios del coronavirus, que han provocado más de 9.300 muertes.